Dakar
Un Dakar al límite del dolor
Joan Barreda se mantiene en la pelea por la victoria en motos pese a tener rota la clavícula desde la quinta etapa
El Dakar alcanza su recta final. Apenas quedan tres etapas y 885 kilómetros cronometrados hasta llegar al mar Rojo y a la cornisa de Yeda, lugar privilegiado donde el raid más famoso del planeta coronará a sus campeones. En esa lucha anda aún metido Joan Barreda , la última esperanza española para ganar en una de las categorías principales. El castellonense vuelve a tener opciones después de otra jornada agitada en las motos, en la que un fallo en la ruta le quitó el primer puesto al británico Sam Sunderland y comprimió la clasificación hasta meter a seis hombres en apenas diez minutos. Ahora lidera el austriaco Mathias Walkner , mientras que Barreda es sexto a 10:57, cerrando esa ristra de candidatos que anticipan un final lleno de emociones.
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No lo tendrá fácil el español, pues son muchos los que tienen que fallar por delante. Pero solo haber llegado con opciones a estas alturas de carrera dicen mucho de su carácter y capacidad de sufrimiento. Barreda, que disputa su duodécimo Dakar, sufrió una aparatosa caída en la víspera de Reyes. Circulando por un río seco bajó la mirada para confirmar su rumbo y acabó volando por encima de la moto al golpear con una piedra. Cayó contra el suelo con el costado izquierdo y su cuerpo se impregnó de dolor. Acabó la jornada como pudo, y ya en el campamento se confirmaron los malos presagios. Barreda tenía rota la clavícula.
Aquel día vio esfumarse sus posibilidades, pero se negó a tirar la toalla. La siguiente especial, previa a la jornada de descanso, se redujo a solo 100 kilómetros, así que Barreda tuvo dos días por delante para recuperar un poco la zona inflamada. Por una vez los elementos jugaron a su favor, porque de no haber sido así es muy probable que el piloto ni siquiera estuviera ya en carrera. «En las partes rocosas y de arena es donde peor lo paso», admite el piloto del equipo Monster Energy Honda . «A veces tengo que frenar del todo para evitar los baches y he tenido que cambiar la posición en la moto, más adelantada y cerca del manillar para no estirar la zona».
Barreda fue salvando los días posteriores hasta sufrir un nuevo percance. En la etapa del lunes volvió a irse al suelo en el asalto a una duna y la moto se le cayó encima. «Se me volvió a salir la clavícula y tuve que pilotar un buen rato con una sola mano. Durante unos minutos me ha dolido mucho». Es tanto el coraje que ha demostrado Barrera que a sus propios compañeros les cuesta entenderlo. «Animal», «guerrero» o «bestia» son algunos de los calificativos que le han dedicado estos días.
Barreda sabe que tendrá que apretar los dientes aún más en las jornadas que restan para el final. Al fin y al cabo, siempre fue así. En sus once participaciones anteriores rozó el triunfo varias veces, aunque las caídas o las averías le han dejado siempre sin la opción de levantar ese soñado primer Tuareg. Ahora, contra pronóstico, está a las puertas de lograrlo. Hoy parece la jornada ideal para él: 375 kilómetros por pistas rápidas de tierra y arena donde se logrará una media de velocidad de las más elevadas del Dakar. Una ocasión de oro también para sumar una victoria más a los 29 triunfos parciales que acumula desde su debut, a solo cuatro del récord absoluto que comparten Stephane Peterhansel y Cyril Despres .
«Lo positivo es que cada vez queda menos y tengo opciones de luchar por el Dakar. El objetivo es llegar a meta dando el máximo», explicaba ayer tras completar otra larga etapa sin tregua, acompañando sus comentarios con una fotografía de su amoratado hombro. La gloria que asoma en el horizonte compensa cualquier dolor.