Blanca Fernández Ochoa

«Paquito», el guía de una pionera

Brilló como su hermano en el esquí, siendo la primera española con medalla olímpica, y pasó luego por dificultades

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Blanca Fernández Ochoa

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Cuando comenzó a esquiar en el Puerto de Navacerrada por influencia familiar, a Blanca Fernández Ochoa (Madrid, 22-4-1963) no le atraían las pistas ni las montañas porque pasaba mucho frío, pero aquella niña, la sexta de ocho hermanos, terminó enamorada de la nieve, en la que entró en la historia como la primera mujer española capaz de izar la bandera en unos Juegos Olímpicos al conquistar un bronce en eslalon. Una gesta celebrada en el podio de Albertville 1992 dos décadas después de que su hermano «Paquito», su gran apoyo y referencia tanto en el deporte como en la vida, se hubiera colgado el oro en Sapporo (Japón).

Luchadora incansable, ese bronce resultó la recompensa al esfuerzo infinito de una mujer que nunca se rindió sobre la nieve a pesar de atravesar por un momento de debilidad en 1988, cuando se le escapó el podio en los Juegos de Calgary (Canadá), su tercera cita olímpica. Tras una primera manga de vértigo en la que logró el mejor tiempo, una caída en el segundo descenso le impidió cumplir su gran sueño. Fernández Ochoa tenía pensado retirarse después de aquellos Juegos, pero la insistencia de familiares, amigos e incluso de Juan Antonio Samarach, entonces presidente del Comité Olímpico Internacional, fueron el mejor impulso para continuar. Acertó en su decisión.

Inspirada por «Paquito», prolongó su carrera cuatro años y en la estación de Meribel (Saboya), luciendo el dorsal número 8, acabó colgándose la medalla olímpica por la que tanto luchó . Aquel 20 de febrero de 1992, en el que solo cinco centésimas le separaron de la cuarta plaza, vio por fin cumplido un sueño que pasó a la historia del deporte español y desató una fiesta inolvidable en Cercedilla, el pueblo de la sierra madrileña en el que pasó la mayor parte de su vida. Ese descenso en Albertville 1992 fue la despedida, el punto final a una brillante trayectoria en la que también consiguió cuatro triunfos en la Copa del Mundo.

Tras su retirada, la nieve, la misma que huía de pequeña, siguió ligada a Blanca porque abrió junto a sus hermanos una tienda dedicada al esquí. Pero la crisis tampoco perdona a los campeones y después de 24 años se vio obligada a echar el cierre al negocio. Cambio de rumbo en su vida porque comenzó a participar en programas y concursos de televisión hasta que se convirtió en entrenadora personal.

Su vida personal no resultó tan existosa como con los esquís. En 1991, un año antes de la retirada, se casó con el italiano Danielle Fioretto , pero el matrimonio se rompió y en 1994, tras conseguir el divorcio, volvió a pasar por el altar con David Fresneda , con el que tuvo dos hijos, Olivia (1999) y David (2000). Blanca Fernández Ochoa se desmoronó en 2006 cuando falleció «Paquito», su guía, con casualmente 56 años, como ella. A los pocos meses se divorció de su segundo marido y a partir de entonces sus hijos se convirtieron en su único epicentro.

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