El auge del jiu-jitsu femenino en España: desde las aulas al Mundial de Creta
Andrea Carazo, Ana Carazo y María Miguélez, alumnas del colegio Monte Tabor de Pozuelo de Alarcón, cuajaron un campeonato excelso en un deporte minoritario que carece de ayudas económicas
Las artes marciales y los deportes de contacto gozan de un crecimiento exponencial en los últimos años. El incremento en el número de competidores en España y el progreso en los métodos han supuesto una evolución en los resultados en los diferentes campeonatos internacionales. La clave, sin duda, está en el trabajo de base que se realiza desde numerosas entidades.
A finales de octubre, se celebraron en la isla de Creta (Grecia) los campeonatos Mundiales (sub 16) y Europeos (sub 18 y sub 21) de jiu-jitsu, en categoría femenina y masculina , un arte marcial de origen japonés consistente en multitud de técnicas para someter al oponente que, pese a ser todavía minoritario en nuestro país, está calando entre las nuevas generaciones . Allí, tres alumnas del colegio Monte Tabor, ubicado en Pozuelo de Alarcón en Madrid, asombraron cuajando un torneo excelso. Las hermanas Ana y Andrea Carazo conquistaron ambas dos metales; mientras que María Miguélez se quedó a las puertas del bronce, pero con la sensación de estar cumpliendo un sueño.
«Es una enorme recompensa y alegría el saber que tanto trabajo y sacrificio da su fruto. Con constancia, trabajo, esfuerzo, sudor, compromiso... se pueden llegar a alcanzar grandes logros que realmente te llenan por dentro y que te motivan para volver a ir a darlo todo. Hay que disfrutar pase lo que pase », cuenta Ana Carazo, de 16 años, que logró proclamarse campeona y subcampeona de Europa sub 18 en las modalidades de lucha y ne-waza (suelo).
Lograr buenos resultados no es una tarea fácil cuando una tiene ocupada la mayor parte del tiempo en su formación. «He encontrado la manera de compaginar los estudios, el deporte y la vida social porque este deporte te enseña a ser organizado», asegura a sus 14 años Andrea Carazo, que obtuvo el subcampeonato y el bronce mundial sub 16 en las mismas modalidades que su hermana.
Cuando un atleta da el máximo, el éxito no es solo colgarse una presea, sino el saber que lo has dado por tu deporte. «Competir en un Mundial era mi gran meta como deportista y esperaba conseguirlo al cabo de los años... Es un sentimiento que realmente no se puede definir. Estoy muy orgullosa de no haber desistido y de haber dado todo por el jiu-jitsu », explica María Miguélez.
Autofinanciación
Las tres deportistas tienen dos cosas en común: su entrenador, Alberto Yagüe , una pieza fundamental en su carrera; y que para competir representando a España han tenido que pagarse todos los gastos del periplo, algo tristemente usual cuando de deportes minoritario se trata. Con todo, no guardan rencor y solo esperan que la situación mejore en un futuro. «Nos financian nuestro padres todos los viajes, trabajan día a día y apuestan por nosotras y nuestros sueños e ilusiones» , apunta Ana. «A las instituciones deportivas les daría las gracias por su organización, especialmente a la de jiu-jitsu, por dejarnos salir fuera a competir y ojalá que contemplen la posibilidad de pagar alguno de los viajes a los menores», añade su hermana Andrea. «Deberían subvencionar también a las generaciones más jóvenes. Somos todavía pequeñas pero trabajamos igual de duro que los demás para conseguir un puesto en el podio», finaliza María.
Respecto al éxito en competición, todas coinciden en señalar a Alberto Yagüe como uno de los culpables de ello: «Él se merece el mismo mérito porque nos ha inculcado el jiu-jitsu desde pequeñas». Este, a su vez, admira a sus alumnas: «La actuación independientemente del resultado ha sido óptima. La sensación es de que estamos al nivel internacional y que hay un buen trabajo ». Yagüe, campeón de Europa y subcampeón mundial de jiu-jitsu en 2010, se propuso dar a conocer este arte marcial en el colegio, edificando desde la base, y lo está logrando con creces. «Somos el único Club de Judo y Jiu-jitsu que nace de un colegio y que consigue clasificar a alumnos para campeonatos internacionales... el resto del equipo nacional viene de gimnasios establecidos y nosotros nacimos como actividad extraescolar», detalla el técnico con orgullo.
Aunque reclaman más ayuda, su actitud está lejos del victimismo, conscientes de que el deporte femenino todavía tiene mucho que hablar . Saben que la gloria se saborea con un esfuerzo constante. Y que su victoria es, además de deportiva, vital: «Nos han inculcado los valores deportivos como el respeto, el compañerismo, el trabajo, la puntualidad... y esos ya se quedan contigo el resto de tu vida».