Automovilismo
Alonso revive en Le Mans
Después de su recital nocturno, el asturiano gana las 24 Horas junto al japonés Nakajima y el suizo Buemi,
Fernando Alonso revive lejos de la Fórmula 1. El año pasado estuvo muy cerca de ganar las 500 Millas de Indianápolis y este domingo provocó un enorme impacto en el deporte mundial al conquistar las 24 Horas de Le Mans , maratoniana prueba que se disputa desde 1923 en el circuito francés.
Alonso venció a bordo de un Toyota híbrido conduciendo en fases alternas junto al japonés Kazuki Nakajima y al suizo Sebastian Buemi. Victoria por equipos, pero en la que el español tuvo una gran influencia después de su colosal exhibición nocturna en el trazado de La Sarthe. El coche 8 lo tenía bastante perdido, a más de dos minutos y medio, y el empuje del asturiano, que firmó una sensacional tanda de 44 vueltas en la noche de Le Mans lo transportó de nuevo al liderato.
Fue el recital de Alonso y el drama del argentino Pechito López, al que el español hundió después de quitarle 44 segundos en giros recordados para siempre. Antes le había sustraído 33 segundos a Conway, el otro tripulante junto a Kobayashi del Toyota número 7.
Fue una disputa interminable entre ambos monturas que se decantó del lado del ovetense y sus compañeros. Alonso debutaba en Le Mans, pero su condición de purasangre del automovilismo lo elevó a los altares ahora que anda en horas bajas en la F1. Se subió por primera vez al bólido a las 17.30 de la tarde del sábado, cada piloto realizó cuatro relevos y, en un gran prólogo, Nadal bendijo al español al dar la salida a la carrera.
Alonso conoció el tráfico de Le Mans, donde se mezclan coches de diferentes categorías y modelos, y rápidamente estableció una diagnóstico de esta prueba singular. «Aunque sean 24 horas, es una carrera al sprint. Atacar de noche es igual que atacar de día o en cualquier sitio. Es atacar», dijo nada más bajarse del coche a las 4.02 de la madrugada, después de colocarse a solo 38 segundos del líder.
El tramo final de la prueba supuso la incertidumbre de lo desconocido, el miedo a un pinchazo, un fallo del motor, un trompo o un coche de seguridad. Nakajima se encargó del bólido en las últimas horas que hicieron feliz a Alonso.