Natación sincronizada
Aguas turbulentas en la sincronizada
Tras el fiasco de la no clasificación en los Juegos surgen las reacciones sobre el presente inmediato y el futuro de la disciplina en España
Se vuelve de Río con el silencio como contestación. Muchas de las nadadoras del equipo de sincronizada que llegaron la semana pasada ya no volverán a nadar en la piscina olímpica. España, por primera vez desde Atenas 2004, no competirá en la modalidad de equipos en la cita de Río 2016. Se luchará por el podio con el dúo integrado por Ona Carbonell y Gemma Mengual , pero no acudir con la rutina colectiva difumina esa alegría parcial.
Son más de diez años de gratas sorpresas, de celebraciones, de contener la respiración mientras ellas lo hacían bajo el agua. Una década prodigiosa que no surgió de la nada, sino de un trabajo metódico, gradual, en la cantera, en la sombra de los grandes focos. Hasta que España descubrió este deporte y este deporte descubrió a España en el Mundial de Barcelona 2003, consagrado en Atenas 2004. Una primera participación olímpica con aires de grandeza futura. A partir de ahí: referencia mundial siempre a la caza de Rusia , que nunca estuvo muy cerca, pero que nunca estuvo tan lejos como ahora. En 2016, la fórmula ha dejado de dar resultado.
«Me pilla por sorpresa que no estemos en Río, la realidad nos ha puesto en nuestro sitio. No soy de los que utilizan esta palabra [fracaso], pero resulta evidente que es una decepción no estar en los Juegos para los deportistas, porque ellas y el equipo técnico han trabajado de una manera brutal. Sus alegrías y su tristeza nos afectan a todos», aseguraba Fernando Carpena , presidente de la Federación de Natación. «No rehuimos la autocrítica sino que la entendemos como parte fundamental de la mejora. Lo hemos dado todo, pero a la luz de los resultados evidentemente tenemos que hacer más y mejor», entonó un primer mea culpa Ona Carbonell , capitana del equipo y ausente en la rutina de equipo técnico por los mareos y vértigos provocados por un golpe con una compañera en un entrenamiento. Elegir un camino distinto que recupere la esencia española y que, desde 1997 hasta 2012 llevaba el controvertido nombre propio de Anna Tarrés . Y que voces autorizadas en la sincronizada responsabilizan del éxito pasado y de la frustración presente. Así se explicaba Thais Henríquez , doble medallista olímpica -plata en Pekín 2008, bronce en Londres 2012-: «Se prescindió de Anna Tarrés y de Beth Fernández, que están haciendo historia con Ucrania. Se ninguneó a Mayu, que ahora lucha por el oro olímpico con China. Han destrozado todo por lo que muchas entregamos nuestra vida». Palabras que no sentaron nada bien dentro del equipo actual. «Orgullosa de este equipo técnico y de las nadadoras, a pesar de que haya gente que pretenda aprovecharse de la situación», contraatacaba Gemma Mengual, repescada de su «retiro» para el dúo.
Apagón
Se recuperaba un nombre de peso en la sincronizada después de probar en el Mundial de Kazán del pasado verano con dos dúos distintos -Ona Carbonell y Paula Klamburg en el libre, y Carbonell y Clara Camacho en el técnico-, que no terminaron de convencer a las responsables de la selección, Ana Montero y Esther Jaumà . Después de casi seis años desde su última competición de alto nivel, Mengual volvía al agua en octubre, a solo diez meses de Río 2016. Se logró el oro en el preolímpico con una nota de 92.600, cuatro puntos por debajo del bronce olímpico en Londres 2012. También el equipo sufrió bajas importantes a mitad del ciclo olímpico: Andrea Fuentes, Marga Crespí, Irene Montrucchio. Obstáculos y decisiones con poco tiempo para la reacción en caso de error.
Además de Rusia, China, Ucrania, Canadá e Italia son los países que han bajado a España de las nubes y la ha enfrentado con su incierto presente y futuro inmediato. Porque, sin los Juegos, no solo se escapa la posibilidad de sumar un éxito más para el deporte español, también se pierde el peso mediático, y, sobre todo, el apoyo económico para las protagonistas. Negados los focos olímpicos, también se diluyen las becas ADO, tan importantes para la tranquilidad de las nadadoras en el hoy e imprescindibles para su continuidad mañana.
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