GOLF | PGA CHAMPIONSHIP

Whistling Straits toma el relevo de los "links" en el año de su resurrección

Una quinta parte del Circuito Europeo y tres cuartas partes de los "majors" se jugarán este año en este tipo de campos costeros

Whistling Straits toma el relevo de los "links" en el año de su resurrección AFP

Miguel Ángel Barbero

Cuando el golf se regló en St. Andrews hace más de tres siglos, la actividad se jugaba siempre en campos "links" . Estos eran los territorios naturales que existían, bordeando la costa, ondulados por dunas, protegidos por matorrales y con agujeros naturales (los "bunkers") donde los pastores se escondían para protegerse de los temporales. Con el paso de los años se fueron construyendo (es decir, moldeando el terreno de manera artificial) otro tipo de diseños en el interior de los países, lo que se denominó como campos "parkland" .

A finales del siglo XIX ya convivían con regularidad los dos tipos de recorridos, sobre todo en Estados Unidos. Los avances en los métodos de cronstrucción y el rápido desarrollo de este deporte al otro lado del Atlántico hizo que se llevasen a cabo auténticas joyas arquitectónicas con la firma de diseñadores británicos, los más renombrados por aquel entonces. La expansión del Imperio Británico hizo que la semilla del golf fuera calando por todo el planeta y se comenzaron a inaugurar indistintamente campos de ambos estilos.

Luego, el siglo XX y lo que llevamos de XXI hicieron que la fiebre del golf y la tecnología se unieran para buscar ante todo la espectacularidad. Aunque los modelos costero e interior siguen coexistiendo, suelen utilizarse el primero para el juego aficionado y el segundo para el profesional. Las zonas de "links" se han visto reducidas a lugares de culto de los amateurs (los viajes a Irlanda o Escocia para disfrutar de estos recorridos hacen furor) mientras que la mayoría de los torneos de las estrellas se disputan en campos "parkland" , más vistosos para el público y en los que se pueden controlar mejor las condiciones del juego que en los naturales.

Hasta que esta temporada se ha producido una auténtica revolución. "Me encantan los 'links', representan el golf en estado puro; así es como se jugaba en los comienzos y como debería continuar en el futuro", comentaba Miguel Ángel Jiménez , un auténtico enamorado de estos campos, que hasta en nueve ocasiones podrá disfrutar de ellos en 2015. Sin que exista una razón definida, han coincidido nueve en un calendario europeo de 49 (casi la quinta parte) , mientras que, salvo el Masters de Augusta, los otros tres grandes se han jugado azotados por el viento (el 75 por ciento) . Se da la circunstancia de que, salvo St. Andrews, tanto Chambers Bay como Whistling Straits son de reciente construcción, imitando el estilo antiguo.

Otro detalle importante es ver quién negocia mejor estos recorridos. Los Abiertos de Irlanda y Escandinavia los ganaron dos nórdicos ( Soren Kjieldsen y Alex Noren ); los de Estados Unidos, Escocia y Británico , tres estadounidenses ( Jordan Spieth, Rickie Fowler y Zach Johnson ); el de Francia un austriaco ( Bernd Wisberger ); el Match-Play de Aberdeen un tailandés ( Kiradech Aphibarnrat )... es decir, que no se puede decir que haya auténticos expertos en luchar contra el viento y los "greens" rápidos. Las dos pruebas que aún restan (el PGA de Whistling Straits y el Dunhill Likns de Escocia) están, pues, muy abiertas. Antiguamente se decía que estos campos favorecían a los europeos sobre los americanos, pero si se repasa la nómina de los últimos "British" (que siempre se celebran en "links") vemos que no es así: once triunfos estadounidneses desde el año 2000 los avalan .

Whistling Straits toma el relevo de los "links" en el año de su resurrección

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