Dustin Johnson (-7) se recupera en St. Andrews del fiasco del Open USA

Los grandes jugadores no suelen acusar las derrotas, sino que se sobreponen a ellas. Eso es lo que ha hecho Dustin Johnson después de perder en cuatro ocasiones unos "majors" que tenía en su mano. No supo cerrar el Open de Estados Unidos y el PGA de 2010 después de salir de líder la última jornada; echó la bola fuera de límites en el hoyo 14 del "British" de 2011 cuando peleaba con Darren Clarke y el mes pasado hizo tres "putts" cuando de embocar el primero hubiera ganado el Abierto de su país. Jordan Spieth ni se podía creer el regalo que le había hecho su compatriota.

Sin embargo, en St. Andrews ha sido distinto. Desde el comienzo salió confiado en sus posibilidades, sin preocuparse por el destino, y fue arañando golpes al campo aprovechando las condiciones benignas del turno de mañana. Un "eagle" providencial le colocó cuatro bajo par en el hoyo 5 y luego fue lidiando el Old Course con inteligencia para acabar con siete abajo. Este resultado ya sería inamovible, puesto que el clima comenzó a enfriarse y todos los partidos que jugaron a continuación empezaron a sentir las consecuencias del peculiar verano escocés.

En el mismo horario se encontraba Spieth , que no se escondió en su búsqueda del "Grand Slam". En el hoyo 11 llegó a colocarse como líder , aunque un par de errores en el 13 y el 17 le dejaron con (-5) y le alejaron un tanto de Johnson. De todas formas, esto no ha hecho más que empezar y con todos los jugadores que hay entre ellos ( Richard Streb, Retief Goosen, Paul Lawrie, Jason Day, Zach Johnson y Danny Willet, todos con seis abajo ) la batalla por la Jarra de Clarete va a estar muy competida.

Sobre todo si se mantiene el viento helador procedente del mar del Norte, que hizo que las condiciones de juego de los segundos nueve fueran dantescas. "Nunca he visto el hoyo 17 tan duro en mis cuarenta años de Open Británico", reconocía Tom Watson , que firmó cuatro sobre par y tiene muy difícil superar el corte en el torneo de su despedida. De hecho, si hace cinco años ya fue el hoyo más complicado de la semana, con sólo trece "birdies" en los cuatro días, ayer no se consiguió ni uno. "Después de un 'drive' perfecto todavía me quedaba un golpe de 220 metros, que con el viento que hacía era imposible de ajustar", se lamentaba Rafa Cabrera.

En estas circunstancias era importante haber amasado una buena renta en los hoyos de salida, antes de afrontar los complicados de regreso, como hizo el canario. "En global, una bajo par es un buen resultado -reconoció-, porque las condiciones se habían puesto muy duras; menos mal que pasé los primeros con cinco abajo, que si no..." Otro español bajo par fue Sergio García , que también se mantuvo sólido en la jornada y apenas cometió un par de errores en su vuelta. "Estoy contento de cómo han ido las cosas; para un diestro el viento de izquierda a derecha es muy molesto y haber acabado con dos menos es para estar contento", dijo. Los dos tendrán buenas opciones de estar en liza el fin de semana, mientras que Miguel Ángel Jiménez (+3) y Pablo Larrzábal (+4) necesitarán unas vueltas heroicas para hacerlo.

"Nunca se sabe qué nos deparará el destino -comentó el malagueño- dado que el tiempo es muy cambiante y pudiera ser que en la siguiente ronda nosotros tuviéramos un día tranquilo. Yo le estoy dando bien a la pelota y lucharé hasta el final, o sea que si está en mi mano la remontada, lo daré todo." Quien no lo tenía tan claro era el barcelonés, que sufrió un pinchazo en la espalda en el hoyo 3 y desde entonces fue renqueando toda la jornada. "Ha sido una pena, porque estaba en una forma estupenda, pero se me ha pinzado un nervio tan fuertemente que ha tenido que venir el fisio a tratarme y, pese a ello, cada vez que hacía un movimiento me dolía. No podía ni agacharme a recoger la pelota", apuntaba con desesperación.