Patinaje Artístico
«Nunca te acostumbras a las heridas»
Javier Fernández, campeón olímpico y tres veces europeo, habla con ABC sobre su intención de aumentar palmarés y del futuro fuera de la pista de hielo
Mientras Javier Fernández (Madrid, 1991) firma autógrafos sin descanso y se hace fotos con todos los que se la piden, su madre, Enriqueta, lo contempla a una prudente distancia. Desde la que ha vivido gran parte de la carrera profesional de su hijo. «Se sufre mucho, pero soy como cualquier madre, solo quiero lo mejor para él», explica sonriente, contagiada por la felicidad que envuelve a la familia, sin darle mayor importancia a que su hijo sea campeón del mundo de patinaje artístico sobre hielo. Un deporte que ya vive asociado a su nombre. Él lo ha puesto en el corazón de los españoles con sus saltos al podio europeo , en tres ocasiones, y al mundial el pasado marzo . De «vacaciones» en España, Fernández tuvo tiempo para compartir confidencias y sueños con ABC.
-Se ha fotografiado con uno de sus ídolos, Rafa Nadal. ¿Cómo se siente al ser ahora uno para muchos niños?-Me gusta mucho el deporte español. Todo, pero a deportistas como Nadal siempre los he tenido como una pequeña debilidad. A mí no me ha cambiado mucho. Sigo teniendo los mismos referentes de toda la vida. Aunque, bueno, ahora me paran más por la calle o hago más entrevistas, y creo que voy a tener que ponerme camisa todos los días.
-Tres oros europeos y uno mundial, por el momento. ¿Siente que su trabajo está haciendo conocido este deporte en España?-Se nos reconoce más y se nos apoya más. Y así quiero seguir: logrando medallas y éxitos para que este deporte crezca. Será bueno para todos. Ahora hay muchos más, pero siempre he sentido que había muchas banderas españolas por donde compitiera. Eso lo agradecemos muchísimo. Me hace mucha ilusión que aficionados japoneses me sigan aunque sea el contrincante de su estrella, pero que sean los de tu propio país es muy especial.
-¿Suele ver las medallas?-Las medallas y los trofeos están en Madrid. En mi habitación. Vamos a hacer algo especial con ellas, y estoy esperando que llegue el día para poder enmarcarlas y ponerlas bonitas en mi casa. Las pondré bien altas.
-¿Es la vida que pensaba que iba a tener cuando se marchó a prepararse fuera de España?-Cuando me fui no sabía lo que me iba a encontrar. Pero sí sabía que quería ser uno de los grandes. He trabajado muy duro y creo que lo he conseguido. He tenido mucha ayuda, entrenadores, familia y amigos, pero ha habido mucho sacrificio. No me arrepiento de nada, ni de salir de España ni de haber dejado aparcadas muchas cosas. Al revés, siento mucho orgullo porque las cosas han salido bien.
-¿Ya es inmune a las rozaduras con los patines?-Nunca te llegas a acostumbrar ni a las heridas que te dejan las botas ni al frío ni al calor de después. Lo tienes previsto. Te cambias de patines y sabes que te van a sangrar, que te saldrán ampollas. Es lo que hay. En algún momento te va a dejar de volver, y aguantas el mal rato. Y si nos caemos, lo mismo: crema y algo contra el dolor y «palante».
-Mientras está en el aire, ¿entra el miedo a caer mal?-Yo no tengo ningún miedo. Tengo mucho control sobre mis saltos. Es lo que creo que me ha ayudado tanto en mi carrera. El único miedo que puedes tener es el de competir más que el de saltar, porque hay maneras de quitarlo: arneses o colchonetas… Si vas con miedo será mucho más difícil despegar el patín del hielo.
-¿Se entrena la mentalidad?-Yo nunca lo he hecho. Gracias a Dios la mía es fuerte y tengo gente a mi alrededor que me ayuda. En un momento malo llamo a mi madre, a mi padre, a mi hermana o a mis amigos y se soluciona. Aunque a veces sí necesito despejar la mente. A veces tengo que pedir algún día libre más porque si no me volvería loco. Son los detalles que te debes dar a ti mismo, y a tu mente, para volver a la pista con más ganas.
-¿Cómo lleva su relación a distancia?-Hay momentos en los que no te ves que se complica, pero lo llevamos muy bien. Ella era patinadora y entiende perfectamente si estoy muy liado y no podemos hablar, no se enfada… Es una chica adorable y ojalá pudiéramos vivir juntos o vivir más cerca, pero eso será para un futuro. Llevamos poco tiempo, parece más porque tratamos de aprovechar todo lo posible.
-¿Qué es lo primero que haría si se quitara los patines?-Irme tres meses enteros de vacaciones a la playa. Y encontrar un centro de patinaje donde pueda entrenar en buenas condiciones. Personalmente, asentarme en una ciudad y crear una familia. Aunque es una vida completamente diferente a la mía y tendré que ver cómo me desenvuelvo.
-Se marchó con 17 años, ¿tiene amigos de fuera del patinaje?-Sí, del colegio y del instituto. Ellos me han conocido como soy y nunca se han separado de mí. Da igual lo que diga esta persona u otra que ellos saben cómo soy. Es lo bonito de la vida: tener a gente a tu alrededor a quien realmente le preocupas, y preocuparte tú también por ellos.
-¿Qué sintió con 80.000 espectadores mirándolo en el Bernabéu?-Por suerte, no me puse nervioso. Simplemente era salir, saludar y darle una patada a una pelota. Fue más un honor, aunque sí tuve el gusanillo de que saliera todo bien porque tenía a muchísima gente mirando, pero tengo mucha más presión cuando salgo al hielo, por supuesto.
-¿Cambiaría algo de su vida?-Creo que no. Me gusta mucho la vida que llevo. Ha habido momentos muy duros, pero me han hecho más fuerte. Si haces una cosa y no eres feliz, haz lo posible por cambiar la situación a tu favor. Yo siempre he intentado encontrar una solución. Para mí lo más importante es la felicidad. Tenemos una vida y hay que aprovecharla. Da igual a lo que te dediques.
-¿Se siente raro sin patines?-Me siento igual de bien con patines que sin patines. Llevo toda mi vida con ellos, pero reconozco que más cómodo que el suelo no hay nada.
Noticias relacionadas