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Descanso en el Giro, salvo para los periodistas
Los ciclistas entrenan para mantener el tono muscular y reposan en un día atípico, que es un suplicio para los medios
Como cualquier carrera de tres semanas, el Giro es un ejercicio de rutina. Cada día es como el anterior en los hábitos y la dinámica laboral de los ciclistas. Diana temprana, desayuno en grupo con los compañeros, maleta adecentada y cerrada, viaje desde el hotel a la salida en autobús, reunión táctica del director con los corredores en el interior del vehículo-campamento, control de firmas, atención a los medios -cada vez más tardía y apresurada- y a la carretera a pelear unos contra otros. Llegada a la meta, periodistas, de nuevo al autobús, al hotel, la ducham, el masaje, la cena, el paseo y a la cama. Y así, todos los días, la misma comida sin grasa, rica en hidratos, durante 21 días. Todos, salvo la jornada de descanso, en la que rutina se rompe. Hoy, en Madonna di Campiglio, el Giro vive su segunda parada para el reposo de la caravana.
El descanso es relativo. Los ciclistas entrenan como si fuera una etapa para no perder el tono muscular, y los periodistas viven siempre su peor jornada. Los medios de comunicación también se habitúan al ritmo uniforme. Lo mismo que los ciclistas, pero con una diferencia: en todas las etapas todos los ciclistas se concentran en el control de firmas durante una hora. En la jornada de reposo, cada equipo se aloja en un hotel, generalmente de ciudades diferentes, separadas por decenas de kilómetros.
Los líderes de los equipos, Contador el primero, dan rienda suelta a sus pensamientos en ruedas de prensa, que siempre ofrecen en sus hoteles, y dedican la tarde a un reposo efectivo.
En el Giro en curso, la mayoría de las escuadras se han concentrado en un radio kilómetrico aceptable. Unas, en Madonna di Campiglio, y otras en el pueblo a pie de puerto, Pinzolo.
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