ALPINISMO
Las peores tragedias vividas en el Everest
Antes del terremoto de Nepal hubo otras catástrofes en el techo del mundo que conmocionaron el mundo del alpinismo
Antes del terremoto de Nepal hubo otras catástrofes en el techo del mundo que conmocionaron el mundo del alpinismo
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1922: Avalancha en el collado norte
Sucedió en la primera expedición británica, en 1922. El 7 de junio, mientras el legendario George Mallory , dos compañeros de cordada y 14 sherpas se acercaban al collado norte, escucharon un fuerte estallido y la montaña comenzó a deslizarse sobre ellos. Una avalancha se llevó por delante a nueve porteadores, empujándolos a una grieta. Dos de ellos pudieron ser rescatados, pero siete se quedaron para siempre en la montaña. Mallory se culpó por el accidente.
2
1924: Mallory e Irvine
«¿Por qué quiero subir el Everest? Porque está ahí», contestó el alpinista británico George Mallory. Si los fantasmas de la montaña pudieran hablar, tal vez cambiarían la historia. En 1924 Mallory desapareció junto a Andrew Irvine a más de 8.000 metros de altura. Su cuerpo fue hallado 75 años después, en 1999. Persiste la duda sobre si consiguieron hacer cumbre, en cuyo caso se habrían adelantado 29 años al primer ascenso oficial, el de Hillary y Tenzing Norgay el 29 de mayo de 1953. La cámara que llevaba Irvine podría revelar la prueba. Siempre que alguien dé con su cadáver en aquel gigantesco panteón.
3
1970: Catástrofe en la cascada de hielo
En 1970 no cabía un alfiler en la montaña. Grandes expediciones estaban acampadas en el lado sur, incluyendo una de esquiadores de nacionalidad japonesa. El 5 de abril, una gran avalancha barrió la peligrosa cascada de hielo, golpeando a los sherpas de la citada expedición. Seis de ellos murieron.
4
1974: La Cresta Oeste
En 1974, una ambiciosa expedición dirigida por el francés Gerard Devouassoux se propuso hacer una ascensión a la formidable Cresta Oeste del Everest. Los alpinistas llegaron a finales de agosto, después de que el monzón depositara una gran cantidad de nieve en diferentes flancos de la montaña. Sabían que el clima era un riesgo. Durante la noche del 9 de septiembre, una gran avalancha arrasó las tiendas de campaña, enterrando a Devouassoux y cinco sherpas. Nunca fueron encontrados.
5
1996: Muerte en expediciones comerciales
Lo ocurrido en 1996 fue el primer indicio de que algo estaba cambiando en el Everest. Ocho personas de diversas expediciones comerciales murieron el 10 de mayo como consecuencia de la mala preparación y las decisiones desafortunadas de los guías en medio de una tormenta; otras cuatro fallecieron durante las semanas siguientes por las graves lesiones sufridas. Dos libros cuentan distintas versiones de lo ocurrido: «Into Thin Air» (traducido al español como «Mal de altura»), del periodista norteamericano Jon Krakauer, y «La Escalada», del alpinista kazajo Anatoli Boukreev. Ambos formaban parte de aquellas expediciones lideradas por Rob Hall y Scott Fischer, congelados en la cumbre junto a unos clientes que no cejaron en su ambición porque habían pagado.
6
2014: Un alud sepulta 16 sherpas
El 18 de abril de 2014 una avalancha sepultó a 16 sherpas en la cascada de hielo de Khumbu, situada entre el Campo Base y el Campo 1. Las autoridades nepalíes decidieron cerrar la temporada y prepararon una nueva ruta para evitar accidentes que en lugar de circunvalar este peligroso paso, como hasta ahora, lo atravesaría en línea recta, una alternativa más difícil pero más segura.
7
2015: Un terremoto sacude el techo del mundo
Ochocientas personas se encontraban estos días en el campo base esperando una ventana de buen tiempo (las fuertes nevadas habían dificultado los ataques a la cumbre), muchas de ellas encajadas en viajes comerciales que pagan unos 10.000 euros por el sueño del Everest. Entonces, una avalancha de hielo y rocas procedente del Pumori, montaña de 7.191 metros a la que los alpinistas llaman «La hija del Everest», arrasó el campamento. El resultado: 22 muertos y más de 200 desaparecidos hasta el momento. Un año más (esta vez a causa del terremoto que ha sacudido Nepal), la temporada de ascensiones al Everest ha tocado a su fin prácticamente antes de empezar. Es como si el Sagarmatha («La frente del cielo», como se le llama en Nepal) no quisiera ver a los alpinistas en sus dominios.