Abraham Olano, campeón del mundo de ciclismo

El destino le deparó un alias, el sucesor de Induráin, y en ese trasvase de poderes Abraham Olano levantó una vida deportiva que le hubiera permitido hoy en día vivir de las rentas. El corredor guipuzcoano consiguió contratos millonarios en una época en la que el ciclismo era el segundo deporte en aceptación en España, pero su espíritu de currante le ha impedido tumbarse a la bartola a verlas venir.

Abraham Olano ganó una Vuelta a España, escaló dos veces al podio del Giro de Italia y, su principal conquista, fue el primer español campeón del mundo en ruta en aquella fantástica tarde lluviosa en las colinas de Duitama (1995). El oro estaba predestinado para Induráin, pero fue él su dueño en aquel final electrizante con la rueda trasera pinchada y bien sujeta por su mecánico Alejandro Torralbo. Fue una figura, tímida, pero de primer nivel.

Se retiró en 2002 en el equipo que le hizo feliz, la ONCE, y encontró hueco laboral en una ocupación hermosa: desde 2004 a 2013 fue el encargado de diseñar los recorridos de la Vuelta a España. Empleado de Unipublic colocó puertos, sprints y metas volantes en el trazado de la ronda durante nueve años. Era el responsable técnico. Fue despedido en 2013 a raíz de un informe publicado por el Senado francés sobre los positivos detectados en el Tour de Francia 1998.

Olano se mantiene en forma y en un buen peso (ronda los 80 kilos). Ha participado en algunos maratones con marcas estimables y en varias ediciones de la Titán Desert, la carrera de bicicletas de montaña que se desarrolla en el desierto del Sáhara.

Actualmente es asesor/embajador/relaciones públicas de la empresa distribuidora de productos ciclistas Bioracer y tiene en mente montar una estructura para organizar eventos deportivos, principalmente relacionados con el ciclismo. Vive en Tolosa (Guipúzcoa), a doce kilómetros de la pequeña localidad en la que nació, Anoeta.