LUCHA LIBRE

Rey Mysterio: «Los niños solo deben imitarnos en la videoconsola»

«Mantengo el control sobre mi personaje, aunque en ocasiones me han dicho que no sea tan agresivo», dice el luchador mexicano

Rey Mysterio: «Los niños solo deben imitarnos en la videoconsola» ángel de antonio

M. Á. B.

La muerte de Pedro Aguayo Ramírez , más conocido como «Hijo del Perro Aguayo», en pleno combate, ha vuelto a traer la lucha libre a los titulares de prensa. Aguayo, mexicano de 35 años, falleció en el Auditorio Municipal de Tijuana tras recibir una patada voladora de Rey Mysterio que le produjo un traumatismo cervical. Un accidente desafortunado. En una entrevista concedida a ABC hace unos años, Óscar Gutiérrez Rubio, el famoso Rey Mysterio, señalaba que «nuestra obsesión es que los niños nos imiten solo en la videoconsola. Les decimos: somos profesionales entrenados y, aun así, sufrimos lesiones. Así que, por favor, no lo hagáis en casa».

Mysterio, de 40 años, es bajito (1,67 metros) y habla con un dulce acento mexicano, pero es matón como pocos. En un mundo de gigantes, su ágil y peculiar estilo, y su movimiento final (el célebre y acrobático «619»), le han permitido atesorar un envidiable currículo. Su tío, el primer Rey Mysterio, le introdujo en este deporte de gran tradición en México, muy vocacional y que exige mucho sacrificio.

«Empecé a los ocho años; yo era el más chamaquito en la escuela de mi tío, que me trataba como a cualquier otro luchador y me hablaba de usted. Cuando los otros chicos me hacían llorar o sangrar me arrinconaba en una esquina para que nadie me viera, pero acababa por regresar al ring», confesó Mysterio. «Soñaba con ser luchador, pero claro, veía a Hulk Hogan y otras estrellas del pressing catch y me decía 'están grandísimos', ni se me pasaba por la mente alcanzar ese nivel. Por suerte el éxito ha llegado poco a poco, desde que siendo un adolescente inicié mi carrera en Tijuana hasta mi debut en la WWE en 2002».

Su inimitable estilo «volador» ha supuesto una revolución en la lucha libre. «Había gente que me aseguraba que estaba cambiando el concepto de la lucha libre, que era un ídolo en México porque había puesto a los latinos en todo lo alto... Ahora sé por qué mi tío me hacía llorar: para respetar lo que hago». Los rivales que han marcado su carrera han sido Eddie Guerrero y Batista. «Básicamente mantenemos el control sobre nuestros personajes, aunque si algo no va bien la empresa te aconseja y te guía. A mí en ocasiones me han dicho que no sea tan agresivo, pero es que me siento como un chamaco al que haces enojar y me sale la furia».

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