JUEGUETES ROTOS
Veronica Lake: bruja, musa de Hollywood y maldita a causa del alcohol y un carácter endiablado
Tras una meteórica carrera en Hollywood en los años 40, su estrella declinó por su alcoholismo y su endiablado carácter

El actor Joel McCrea dijo de ella: «La vida es suficientemente corta para hacer dos películas con esta mujer». Era Veronica Lake, la estrella de Hollywood en los años 40 y mito sexual de la época. Los directores y actores con los que trabajó ... coincidían en su carácter caprichoso e irascible, pero también reconocían su magnetismo ante la cámara. Diagnosticada de esquizofrenia en su adolescencia, murió a los 50 años a causa del alcoholismo. Su dos últimas décadas de existencia fueron un calvario: penuria, enfermedad mental y los fracasos matrimoniales.
La carrera de Veronica dio un gran salto en 1942 con el estreno de 'Me casé con una bruja', dirigida por René Clair. La crítica aclamó el filme. El rodaje fue tormentoso, pero la actriz se convirtió en un icono con un largo mechón de pelo cubriendo parte de su cara. Muchas jóvenes americanas imitaron su peinado, que pasó a conocerse como 'peck-a-boo'. Las autoridades lo prohibieron en las fábricas porque obstaculizaba la visión de las empleadas en las cadenas de montaje.
«No quería ser actriz, nunca estaba satisfecha. Habría sido feliz en un rancho», dijo su exmarido
Al terminar el filme, Fredric March confesó a sus amigos que la relación con Lake había sido un infierno. Aseguraba que carecía de talento y maltrataba a sus compañeros. Igualmente duro fue Raymond Chandler, guionista de 'La dalia azul', que bautizó a la actriz como 'Moronica Lake'. La palabra 'moronic' significa en inglés idiota, imbécil. Era conocida en Hollywood como 'La zorra'. Nada de esto impidió que muchos soldados llevaran su foto en sus mochilas durante la II Guerra Mundial, que millones de mujeres imitaran su peinado y que actrices como Nicole Kidman o Jessica Chastain se inspiraran mucho después en su 'glamour'.
Veronica se casó cuatro veces. Todos sus matrimonios fueron desgraciados. El segundo fue con el director húngaro André de Toth, con el que tuvo dos hijos. A ello se suma una lista interminable de amantes, entre los que se cita a Gary Cooper, Clark Gable, Marlon Brando, Victor Mature y Howard Hugues. Sus fiestas en su casa de Manderville Canyon, con sexo y alcohol a discreción, se hicieron legendarias.
Tras su divorcio, André de Toth confesó que Veronica era adicta al alcohol y las drogas y que dilapidaba el dinero. «No quería ser actriz, nunca estaba satisfecha. Habría sido feliz en un rancho», afirmó su exmarido. Había nacido en Brooklyn en 1922. Era descendiente de un padre alemán que falleció en una explosión industrial cuando ella tenía 11 años. Se llamaba Constance Marie Ockelman. Su adolescencia estuvo marcada por las difíciles relaciones con su madre y por una estancia en un internado católico de Montreal que vivió como un castigo.
Tras la participación en un concurso de belleza, su madre la matriculó en una escuela de actores en Beverly Hills. A los 17 años, debutó en el cine de la mano de John Farrow, que descubrió su atractivo sexual. Fue en ese momento cuando se cambió de nombre. Dos años después, rodó 'Los viajes de Sullivan', dirigida por Preston Sturges, su primer gran éxito.
Su carrera empezó a declinar en 1948 cuando la Paramount decidió no renovar un contrato de 5.000 dólares semanales. Tenía 26 años y comenzaba su largo declive. Por su fama de conflictiva, ninguna productora quería darle trabajo. Su madre presentó una demanda, alegando que estaba en la miseria tras haber invertido una gran cantidad de dinero en su formación.
Ya se había separado de André de Toth y su tercer matrimonio estaba a punto de naufragar. Sus bienes fueron embargados por no pagar impuestos. La actriz se hundió por esa época en la depresión y se refugió en el alcoholismo. A los 30 años, su vida ya era una ruina. Vivía en hoteles baratos de Nueva York y fue arrestada en varias ocasiones por embriaguez y escándalo público. Una periodista la encontró trabajando de camarera en el bar de un hotel de Manhattan. Y durante unos meses se ganó la vida en una empresa textil.
A finales de los 60, en el ocaso de su vida, sufría ataques de locura. Decía que estaba siendo investigada por el FBI, lo que motivó su internamiento en una clínica de Florida. A principios de los 70, contrajo su último matrimonio con un capitán de barco inglés. Su fallecimiento fue en 1973 a causa de una insuficiencia renal, agravada por su alcoholismo. Murió sola, sin amigos y sin la cercanía de sus hijos.
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