Contracrónica del Domingo de Resurrección en la Maestranza
Que vuelva 'tunante de la Puebla'
La reconversión de Morante de la Puebla nos ha privado de la oportunidad de desahogarnos con él cuando las corridas resultan tan insufribles
Morante de la Puebla ya no es el que era. No alcanza ni a su vieja sombra. Qué tiempos aquellos en los que se le podía llamar poco menos que golfo por cualquiera cosa que hiciera. Nadie lo reprendía. Al contrario, todos se sumaban al lanzamiento de improperios . Aquellas corridas consecutivas en las que se agarraba a los titulares por regar con una manguera con aires de bombero, por tirarle unas lentes a un presidente, por fumarse un habano en el callejón o por quejarse de la pendiente del ruedo. Cualquier gesto era válido para atizarle a ' tunante de la Puebla '.
Qué desahogo cuando la cosa no iba muy allá y se le podía acusar de estafador . Y él incluso sonreía. Resultaba atractiva la creatividad de aquellos exaltados. Era la salvación de las corridas infumables . Pero como siempre se ha dicho, cualquier tiempo pasado fue mejor. Porque quién es el listo que sostiene aquella idea peregrina que lo limitaba a personaje berlanguiano con más miedo que once viejas . Hay que ser tunante para meter en la canasta hasta a los ateos del morantismo .
Por más que lo intentan, les resulta imposible cogerlo en un renuncio: recupera ganaderías y encastes , se coloca donde los toros suelen coger -a las pruebas nos remitimos-, se enreda con los toros más engorrosos y hasta acude a todas las recogidas de trofeos, que no han sido pocas durante este invierno. Cabe recordar que hay colegas suyos que tienen por costumbre mandar al mozo de espadas , al amigo o al vecino de un conocido.
Y por si no fueran méritos suficientes, no tuvo otra ocurrencia que infiltrarse hasta en dos ocasiones en doce horas , después de haber recibido un auténtico palizón en La Línea de la Concepción , con un hombro colgando y con un despropósito de remiendos en la corrida tras los fallidos reconocimientos. Tenía todos los motivos y justificaciones para caerse del cartel , pero no dio plantón a su plaza, en la cita más importante del año. En resumidas cuentas, a Morante nos lo han cambiado . Y con este cambio nos han privado de la oportunidad de desahogarnos con él cuando las tardes se ponen tan cuesta arriba.
¡Qué despropósito!
Siguiendo en la línea melancólica, también echamos en falta aquellos tiempos en los que dedicábamos esta contracrónica a atizarle a los veedores de la empresa Pagés , por el cuestionable criterio morfológico de los toros reseñados y lidiados. Valgan estas líneas para excusarlos. Y de paso nos libramos de los sermones del querido Santi Ellauri pidiéndonos « positividad en las crónicas » -dar coba-. Porque cuando un equipo presidencial visita una ganadería seis días antes de lidiarse y da su aprobación de los toros a lidiar , sólo cabe la posibilidad de que sean rechazados en los diferentes reconocimientos de la plaza por haberse astillado un pitón, por recibir una cornada o por no ajustarse al peso exigido en la báscula.
Es un despropósito que el ganadero haya tenido que traer hasta doce toros para que le aprueben siete , y que se remiende el segundo chiquero de sobreros con un toro de una ganadería que aún no ofrece las garantías necesarias para la corrida más señalada del año en la ciudad. Alguien tendrá que dar explicaciones. ¿ Qué ha cambiado en esos toros vistos el pasado lunes en Lo Álvaro para rechazarlos cinco días después y aprobar únicamente dos de la corrida inicialmente prevista? Esto no justifica el petardo de los pupilos de Juan Pedro Domecq, pero demuestra el contrasentido que reina entre bastidores. Hagan algo, por favor .
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