TOROS EN SEVILLA. FERIA DE SAN MIGUEL
La resaca no se cura con cerveza
Al igual que en aquellos lunes con los pedrajas de María Luisa Domínguez y Pérez de Vargas, la corrida debió anunciarse como el ‘sábado de resaca’
Ningún científico avala la teoría de que una cerveza libre de una trágica resaca . Pero en esta bendita ciudad, más por picaresca que por credulidad, muchos la ejecutan «por lo que pueda pasar». La cerveza no sana, pero sí anestesia. Y mejor que una y dos, tres. Una terna de cervezas te quita la resaca, y la sed .
Venía de cogerme el viernes una señora ‘tajá’ . De esas en las que acabas llamando, precisamente, a ‘Juan’. Borracho, bebido, ebrio, achispado, mamado, embriagado o piripi . Pueden llamarlo de mil maneras. Como Juncal versando sobre el miedo o ‘ El Pana ’ de las meretrices. Vamos, que acabé como una cuba. Pero no de alcohol, sino de toreo. Demasiada ingesta de toreo .
Amanecí resacoso , con los lapazos de Juan Ortega ondeando por mi cabeza. No se me olvidaban. Ni conocía una vitamina B12 que, bajo sobredosis, me recuperara. Por momentos creía estar mejor, pero en esas aparecía el de La Puebla con sus réplicas a la verónica y por chicuelinas . No había quién me levantara de la cama. Dudé entre si debía ir a la corrida o si debía quedarme en casa para verla a través de la televisión. Pero se impuso una razón de fuerza mayor: a la Maestranza jamás se le dice que no .
Así llegué al templo, desanimado y, por primera vez en este serial, sobre la bocina. Mejor dicho, sobre el clarín . No lo tomen como ejemplo: a los toros hay que llegar con tiempo , después de realizar paradas de obligación . Llámenlas bar Taquilla, Antonio Romero, Ventura o Serranito. Y me encontré con un ambientazo en los tendidos, comprobando que muchos, como yo, a la Maestranza no pudieron decirle que no .
Ya estaba mentalizado en que la tarde podía funcionar . Confiaba en que tanto esfuerzo por mi parte recibiría alguna recompensa . Y rápido llegó: el primero tomó el camino de vuelta a los corrales. Sentado en la grada del siete , dos asientos más arriba de los narradores del Canal Toros, le escuché decir a Maxi Pérez que el toro que estaba a punto de salir, al igual que el cuarto de la corrida, habían estado enchiquerados como sobreros en el pabellón multiusos de Vistalegre el pasado 22 de mayo. Ahí se terminó mi tarde, mi esperanza y mi afición: nos habían colado en Sevilla lo que no quiso un polideportivo hace cuatro meses. Ya sabía yo que la resaca no se curaba con cerveza...
Noticias relacionadas