Toros en El Puerto
Tomás Rufo se sale del tiesto: ilusionante presentación del inminente matador
Manuel Perera cortó tres orejas en la novillada que abrió el serial taurino de El Puerto de Santa María
Tomás Rufo no es que pida el toro, es que está para acartelarse con cualquiera de los arriba . Quizás sea el novillero más cuajado y al que más futuro se le intuye desde la eclosión de Roca Rey. Los Lozano lo han vuelto a clavar . Antes de que el primer castañito de El Freixo (El Juli) asomara por la puerta de chiqueros, ya le había vislumbrado sus condiciones. Un auténtico alboroto , y no es exageración, le armó con la capa . Lo recogió en la primera raya del tercio y l o soltó en la boca de riego . El quite por chicuelinas , aprovechando la condición mansita, fue soberbio: manos por debajo de la cadera, ritmo en el bamboleo y gusto en su expresión . Y replicó al quite de Perera con otras pocas de lapas. Tal fue la expectativa generada durante la actuación capotera, que a cabó condicionando la faena de muleta . Estuvo sobrado el toledano, aunque el abuso en los primeros tercios acabaría menguando el fondo de ‘ Enemigo ’, que todavía aguantó las primeras tandas con su excelsa clase, ritmo y humillación . Y Rufo lo bordó con la zurda. El fallo con la espada le privó de contar orejas, pero no impedirá qu e los aficionados recuerden mañana su labor . Se encontró después con un novillo más reservón al que le arrancó una oreja.
Salir después de Rufo era una papeleta. Y esa le tocó al pacense Manuel Perera , que ni aún tiene el cuajo de su alternante ni se encontró con un novillo tan claro y enclasado. Como clásicamente se ha dicho en el mundillo, estuvo ‘en novillero’ : queriendo agradar y demostrar arrojo. Una labor prolongada , más eléctrica que artística, que rubricó con un espadazo hasta la bola que le proporcionó la primera oreja. Y mantuvo la misma entrega con el sexto, un novillo aún más exigente, al que remató con otro estoconazo y cortó dos trofeos .
El rejoneador Sebastián Fernández entró como sustituto, pero acabó justificando el puesto. Un nombre a tener en cuenta . Y más allá de por su labor artística, que la hubo, ante un noble pero falto de celo novillo de Fermín Bohórque z, por su estilo tan campero como elegante . Respetando el traje de corto como mandan los cánones. La mayor alharaca fue su exhibición con la garrocha en la mano . Sin efectos especiales ni fuegos artificiales.
Debutó con picadores Juan de María , que estuvo voluntarioso, aunque condicionado por su falta de rodaje. Se le astacó la espada con el último, recibiendo los tres avisos .