Toros
Rafael Serna corta una oreja y renueva la ilusión en Sevilla
El sevillano corta una oreja en el sexto con el estreno del pasodoble dedicado a su padre. Luis Bolívar da una vuelta tras negarle la oreja de un gran toro
La segunda de abono era una tarde de emociones. La banda de Tejera tenía preparados dos estrenos musicales que tardaron en aparecer en escena: el pasodoble de Antonio Reverte y el dedicado a Rafa Serna . Antes de que se agotara la tarde y con los arcos maestrantes iluminados, sonó para la faena que su hijo le hizo al sexto. Una faena con el corazón ya que así se tiró a matar para cortar el trofeo que le sirve para renovar la ilusión y seguir en este difícil camino que es el toreo.
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La oportunidad le llegó en el último cartucho que le quedaba a la corrida de La Palmosilla , que fue brava en el caballo y tuvo dos toros destacados. «Entrometido» metió la cara para que pudiera sonar ese pasodoble dedicado a su padre que ha escrito el compositor onubense Félix de Carboneras. Fue tras una serie de derechazos con los que logró meterlo en el engaño y antes de que el astado echara el freno. Oreja tras la estocada que paseó emocionado en la vuelta al ruedo.
Serna volvía a la plaza en la que había triunfado como novillero con un crespón negro en la manga de la chaquetilla del traje de su alternativa. No pudo ser con el tercero, devuelto a los corrales con una eficaz actuación de los cabestros. Al salir de chiqueros el sobrero, «Fullero», con 608 kilos de peso, fue aplaudido. Parecía que también iba a ir para detrás después de que se derrumbara en el segundo puyazo pero se recuperó para que el torero sevillano pudiera tomar la muleta.
Había que hacer faena. El toro era noble pero sin transmisión. Mientras se dirigió al centro del ruedo empezaron a sonar las palmas. El brindis iba al cielo, a su padre . Había que hacer faena y se empeñó Serna en sacar los muletazos, templados, pasándoselo muy cerca. Le robó los ayudados en el tercio, para abrigarse del aire, firme y decidido, pero no acertó con la espada y escuchó algunas palmas.
El cartel internacional era muy similar al del año pasado, con Luis Bolívar y Rafael Serna que repetían con la misma ganadería. Y Bolivar quería reeditar el trofeo cortado con estos mismos toros y estuvo a punto de hacerlo. No tuvo opciones con su primero, un toro soso que fue protestado sin mucha intensidad por flojedad de manos, pero que se mantuvo en el ruedo. Lo brindó a su compañero de cartel, Rafael Serna, antes de iniciar con doblones más allá del tercio. No hubo mucho más en la faena que el colombiano intentó plantear sin éxito ante un astado que no le ayudó.
Se fue a chiqueros a recibir al cuarto al que le dio otra larga de rodillas en el tercio sin mucho eco en el tendido en ninguno de los dos casos. Todo cambió tras el brindis al público y consiguió ligar la primera serie con «Malquerido» un gran toro que metió la cara con clase y transmisión. La banda de Tejera por fin pudo tocar el pasodoble dedicado a Antonio Reverte, que estaba previsto para recordar el 150 aniversario de su nacimiento, el 28 de abril de 1869.
Primero con la diestra y después al natural citando de frente, Bolivar templó la embestida aunque el de La Palmosilla tuvo mucho más que torear. Decidido a que no se le escapara el triunfo entró a matar recibiendo lo que terminó de calentar al público. Se pidió la oreja con fuerza pero no fue concedida por el palco que se llevó la bronca al finalizar la vuelta la ruedo.
La novedad del cartel era Luis David , que se presentaba en Sevilla, ya que hace un año fue su hermano Joselito Adame el que completaba la terna. El hidrocálido se fue de vacío. Dejó unas vistosas zapopinas en el quite del segundo al que replicó Serna por chicuelinas. Por estatutarios más allá del tercio, tras el brindis al público, inició el mexicano una labor de largo metraje en la que no llegó a entenderse con la clara embestida inicial de «Primoroso» que aunque fue a menos, escuchó algunas palmas en el arrastre. Hubo temple y destellos con la zurda por los que saludó la ovación.
El quinto fue devuelto y sustituido por un sobrero de Hermanos Sampedro que se pegó una voltereta al salir del peto, se derrumbó en banderillas y llegó mermado a la muleta. Con el pase cambiado por la espalda inició la faena que alargó en exceso mientras el público se ofuscaba en el tendido con el runrún de las tardes en las que la emoción falta en el ruedo. Sin opciones de lucimiento con un inválido fue silenciado. La tarde ya tenía nombre con el recuerdo de Rafa Serna y la oreja que cortó su hijo en la Maestranza el día que se estrenó su pasodoble.