Toros
Quince años sin Manolo Vázquez, «El Brujo de San Bernardo»
Este viernes se cumplen 15 años de la muerte del maestro sevillano que inmortalizó el toreo de frente y a pies juntos
Quince años sin Manolo Vázquez . Quince temporadas sin la gracia sevillana del último maestro del viejo arrabal. Quince abriles sin el torero que un día bautizó Joaquín Caro Romero, en estas páginas, como « El Brujo de San Bernardo ».
Sevilla lo despidió entre lágrimas, y al grito de «¡torero!» , por el último sitio donde lo vio vestido de oro: por la Puerta del Príncipe. Se volvían a llevar sobre hombros a quien le había enseñado que en el toreo, como en la vida, todo se debe lidiar de frente... y a pies juntos .
Habían pasado dos décadas desde aquella postrera tarde, junto a Chenel, en la que destapó el tarro de las esencias. Aquel 12 de octubre de 1983 , tras un despliegue de maestría, le dio unas tijeras a su hijo Manolo para que le desprendiera del añadido. Aquella coleta olía a pureza y clasicismo, sublimación de la torería sevillana .
Era la última de su carrera y de aquella segunda etapa torera. Una vuelta a los ruedos que duró tres temporadas . Sobrepasados los cincuenta y con el poso que sólo dan los años a los buenos maestros. Trece años sin vestirse de luces . Y muchos creían que sólo lo haría para acompañar a su sobrino Pepe Luis hasta la alternativa... pero llegaron aquí las mejores obras de toda su carrera .
La corrida del Corpus del 81 aún tiene eco entre los aficionados hispalense. Cartel de cante grande: Manolo Vázquez, Curro Romero y Rafael de Paula con toros de Carlos Núñez . El día que el Brujo de San Bernardo replicó por chicuelinas al duelo de quites a la verónica de sus compañeros. Ese día se vivió la gloria del toreo. Y así lo reflejaba el rostro del añorado maestro mientras paseaba las dos orejas por el anillo maestrante .
Hubo faenas para el recuerdo en aquellos años , como las de Ciudad Real en el 82 o Logroño en el 83. Hasta llegar al famoso Día de la Hispanidad. El éxtasis se vivió desde el toreo a la verónica. Las cuatro orejas se antojaron cortas para el recital de torería que allí se ofreció. Sólo había una manera de despedir a uno de los máximos exponentes de la sevillanía: a hombros por el Paseo de Colón.
Aquella despedida estuvo bañada en la fortuna: contó el maestro con el honor de que la narrara para ABC el poeta Joaquín Caro Romero, quien ya lo había bautizado como «El Brujo de San Bernardo» . «La corrida de ayer en Sevilla es la tarde histórica de la despedida de Manolo Vázquez... al Brujo no le pudieron rodar mejor las cosas en su adiós definitivo... lástima que yo tenga que escribir tan aceleradamente sobre el toreo que enseñoreó ayer Manolo en la Maestranza. Él, que torea tan despacio, con tanta cadencia y regusto y templada soberanía... ».
«El público, que abarrotaba la plaza, dedicó al gran maestro una enorme ovación antes de que soltaran al primer toro, en el que ya empezó a dejarse sentir con el percal. Qué dos verónicas...». «Todo un primor de enjundia torea», « una faena de ensueño », « con las plantas como atornilladas en el albero , ligando y mandando en trance de inspiración, en la frontera de las irrealidades sublimes, que el toreo, como la vida, es sueño».
« Tarde inenarrable, donde Manolo Vázquez se despidió y nos despidió del toreo que había cogido hace más de treinta años donde lo dejó Juan Belmonte». Así empezaba la crónica: « Donde lo dejó Belmonte ».
Fue presidente de Honor de la Fundación Andaluza de Tauromaquia y recibió la Medalla de Oro de las Bellas Artes de manos de los Reyes de España en Granada en 2003 , así como la Medalla de Andalucía en 1997.
Hace cuatro años que se reencontró con su mujer, Remedín Gago , hija del apoderado Andrés Gago, quien representó a Carlos Arruza. Contrajeron matrimonio en octubre de 1956 y juntos tuvieron cuatro hijos. Fue ella la impulsora del monumento que se levantó al «Brujo de San Bernardo» frente a la Puerta del Príncipe en el año 2009 , estatua que rememora su característico cite de frente con la mano izquierda volandera, sinónimo de la pureza que siempre atesoró.
En la actualidad, un nuevo Manolo Vázquez comienza a abrirse paso en el escalafón novilleril: su nieto Manolito , que debutó en público en octubre de 2017 y que esta temporada era una de las comparecencias más esperadas del abono sevillano. Tendrá Sevilla que esperar para volver a ver al último de la saga más torera del barrio de San Bernardo.