Obituario
El Parralejo, el sueño ganadero de Pepe Moya
El empresario sevillano obtuvo grandes éxitos como criador de reses bravas desde que comenzó esta aventura en 2007
Se ha marchado sin ver cumplido su último gran sueño, postrer éxito de tan conocida y laureada trayectoria: lidiar una corrida de toros en la Feria de Abril . Son casi quince años los que iba a sumar como ganadero de El Parralejo , un proyecto al que únicamente lo podía embarcar su insondable afición , sabedor como licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales que era un negocio del que sólo obtendría una rentabilidad pasional.
La fusión de la «M» de Moya con la «Y» de Yoldi fue rápidamente reconocida como signo de clase y bravura. Un hierro que se formó en 2007 con la ayuda y asesoramiento de sus íntimos Borja Domecq (Jandilla) y Ricardo Gallardo (Fuente Ymbro) , a quienes siempre recordó entre bromas que aquella inversión llevaba implícito un « servicio de post venta ». Con vacas y sementales de ambos se plantó en la finca «El Parralejo», en el término onubense de Zufre , donde transformó una quebrada dehesa y la dotó de la más preciada tecnología agrícola y ganadera.
Al reclamo de la bravura de los animales y la clase del propietario fueron desembarcando en esa casa todas las figuras del momento. Y el secular «mentidero taurino» se encargó rápidamente de consagrarlo. Una meteórica ascensión que empezó en el albor de la ganadería: el día de su debut como criador en Alicante , donde fue obligado a dar una vuelta al ruedo junto a los incipientes toreros .
La Comunidad Valenciana fue el primer feudo conquistado por El Parralejo: en 2012, un año después de aquel inicio sin picadores en Alicante, lidió su primer encierro con los del castoreño. Un festejo que c atapultó la carrera de un neófito y desconocido Román Collado , en el que arrastraron por todo el anillo a dos sensacionales utreros .
Y los triunfos la encasillaron como la ganadería predilecta para las novilladas , alcanzando especial relevancia en su soñada Maestranza. José Moya sabía el toro que buscaba y encontró en Rafael Molina la persona que lo materializara. La ganadería tomó antigüedad el 11 de mayo de 2015 , cuando lidió su primera novillada completa en San Isidro . Feria en la que iba a debutar el pasado 2020 con una corrida de toros, aunque la pandemia tuvo que retrasar la cita. Con los cuatreños revalidó su condición triunfadora en su debut en San Sebastián , cuando se lidió el famoso «Rabanito» , al que le dieron la vuelta al ruedo y cuya cabeza preside en la actualidad el salón del cortijo.
Cuando salió la oportunidad de recuperar una histórica finca no lo dudó: le compró a los h erederos de Manolo González «Monte San Miguel» , paradisíaca dehesa donde Aníbal González dejó su legado taurino en la Sierra de Aracena . Las máquinas y los operarios siguen, tres años después de su adquisición, dándole forma a lo que Moya definió como un « santuario del toreo» . «No es que sea sólo patrimonio de Andalucía, sino que es patrimonio de la Fiesta Nacional ».
De su mano volvió a brillar el cortijo regionalista y todas sus dependencias, pues a Moya Sanabria la tauromaquia siempre le recordará por su silencioso mecenazgo , ese con el que reflotó económicamente a la actual empresa de Las Ventas y atendió cuantas peticiones llegaran, siendo en su mayoría de toreros, empresarios o de la Fundación Toro de Lidia. Descanse en paz, ganadero.
Noticias relacionadas