Un nuevo Manolo Vázquez que ilusiona

El nieto del recordado maestro llenó la plaza en su debut en público y cortó dos orejas y rabo

El joven debutante, que es la quinta generación de los Vázquez, toreando al natural al astado de su presentación J. M. BRAZO MENA

LORENA MUÑOZ

En la coqueta plaza de Higuera de la Sierra no cabía un alma más. La presentación en público de Manolo Vázquez , la quinta generación de la legendaria saga de toreros sevillanos , atrajo a numerosos aficionados de Sevilla. Desde el mediodía, el precioso pueblo de la sierra onubense vivió un ambiente como los de antes. En las horas previas al festejo, en los bares y las calles se hablaba de toros. Lo más importante de las ganas y el interés que había despertado el más joven de los Vázquez fue la cantidad de público joven que pobló los tendidos.

A las seis en punto se abrió el portón de la histórica plaza, un coso de 1887 adosado a la ermita del Santo Cristo, para que diera comienzo el paseíllo. El nuevo Vázquez, protagonista del acontecimiento, le cortó las dos orejas y el rabo al primer eral que mató en público , celebró con un gran triunfo su diecisiete cumpleaños y hasta la banda de música tocó el «cumpleaños feliz» en su honor. Lo cierto es que Manolo Vázquez formó un lío con el capote y fue jaleado con rotundos olés por el tendido. Brindó a su padre para comenzar por alto con suavidad y pulsear la embestida con mucho temple y torería. El joven sorprendió al natural, manejando con soltura la muleta , con precisión en los toques y soltando las muñecas. Al final de su labor citó de frente y a pies juntos. Lo mejor es que apuntó buenas e ilusionantes maneras. Habrá que seguir su evolución.

Abrió plaza su tío Pepe Luis, perfectamente vestido de corto con un clásico fajín de color rojo. El hijo del Sócrates de San Bernardo, que vive en plenitud su año de regreso a los ruedos, se gustó en una faena al natural a un novillo de Algarra que repitió en la muleta con nobleza antes de tomara la diestra. Los mejores momentos llegaron con la zurda mientras sonaba el pasodoble Plaza de la Maestranza. La media, en buen, sitio fue suficiente para que cortara una oreja.

El segundo, un precioso burraco también de Algarra, fue para un Martín Pareja Obregón inspirado con el capote que se lució a la verónica ganando terreno y remató con chicuelinas y dos medias jugando bien los brazos. En la faena, que bajó un poco el tono del comienzo, estuvo entregado, primero en redondo y después al natural donde destacó una serie templada de mano baja. Tras la estocada, de buena ejecución, paseó las dos orejas.

Martín Núñez , impulsor de la recuperación de este festival que organizaba el recordado Padre Girón, lidió al tercero , de la ganadería de Manuel Vázquez, que se quedó muy corto en los primeros compases. Estuvo firme y dispuesto el torero sevillano ante las pocas condiciones del astado que no se lo puso nada fácil y se lo pensaba antes de tomar el engaño. Se le coló en un par de ocasiones y estuvo a punto de lanzarlo por los aires en un desplante sin muleta, por fortuna sin consecuencias. Antes había brillado con el capote a la verónica pero falló con la espada y se quedó sin premio.

El sevillano lidió el quinto por la ausencia de Julio Aparicio que se cayó del cartel a última hora y no tuvo sustituto. El de Algarra, con presencia y complicado, le pegó un feo revolcón. Tiró de pundonor y cortó una oreja en el cierre de un festival de los que hacen afición.

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