Toros

Muere de un infarto el ganadero Joaquín Barral en su finca de Las Pajanosas

Aunque vendió hace diez años todo el ganado bravo, seguía residiendo en la dehesa «El Chaparral» y criando reses mansas

El ganadero falleció de un infarto de miocardio en su dehesa «El Chaparral» ABC

Jesús Bayort

El que fuera ganadero de bravo Joaquín Barral falleció este Domingo de Ramos de un infarto de miocardio en su dehesa « El Chaparral », en el término municipal de Las Pajanosas . Su periplo como criador de toros comenzó en 1981 de la mano de su amigo Manolo González Cabello en una finca en La Umbría, próxima a Aracena. Hace ahora diez años que vendió todo el ganado y el hierro, que estaba a nombre de su hija María José, al valenciano Rafael Azor, que aún conserva parte de esa compra, lidiando a nombre de « Los Azores ».

Fue su íntimo amigo Emilio Muñoz , habitual torero de esa casa, quien intermedió en la venta de la ganadería. El valenciano Rafael Azor había comprado previamente la finca que el trianero poseía en el término municipal del Castillo de las Guardas , así como el ganado que lidiaba a nombre de « Toros de Triana ». Desde entonces conserva ambos hierros y ganado , sin cruzar las ramas.

Su primera incursión en la cría de animales bravos fue de la mano de Manolo González , a quien le adquirió cien vacas de su ganadería. La siguiente compra fue a Carlos Núñez , sumando un total de quinientas cabezas entre añojos, erales y utreros, los cuales estuvo lidiando a su nombre pero con el hierro primitivo.

No consiguió conectar con el encaste Núñez y optó por vender todo aquello. Ya en Las Pajanosas se decidió por la sangre Domecq , comenzando una compra de dos camadas de eralas a los hermanos Sampedro . Continuó con toros y vacas de Los Guateles y posteriormente sumó ganado de José Luis Marca . En varias ocasiones reconoció que soñaba con criar «un toro bajo y armónico que pueda ser lidiado en plazas de primera categoría».

Además de Emilio Muñoz, por aquella dehesa pasaban habitualmente figuras de la talla de Paco Ojeda, Espartaco y José Tomás . Posiblemente fuera la finca ganadera más espectacular de la provincia de Sevilla: un encinar cuidado hasta en su más mínimo detalle con un imponente lago , atravesado por un puente que llevaba hasta el cortijo y su plaza de toros. Finca que han pretendido muchos compradores, entre ellos Sergio Ramos , quien no consiguió convencer al propietario para su venta.

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