Manuel Ruiz 'Manili', El Tigre de Cantillana

«¡Que viene Manili!»Los toreros repiten constantemente una sentencia secular en su mundillo: «Uno termina donde empezó». Aunque esa afirmación tiene múltiples interpretaciones, en pocas ocasiones yerra. Y con Manuel Ruiz ‘Manili’ la regla lo clavó. Su vida, antes y después de vestir el oro, siempre ha girado en torno a un mismo lugar: el campo. Aunque ahora, claro está, sus circunstancias personales difieran de las primitivas. La necesidad ya no es económica, sino sentimental. El Tigre de Cantillana amanece cada mañana con dos fincas que atender. A todos les sonará el proverbio: «El ojo del amo engorda el caballo». Como suele ocurrir en estos casos, una es la que genera los beneficios que se extravían con la otra. Más de 4.000 naranjos en la carretera que une su ciudad natal con Tocina que no sólo le permiten vivir holgadamente, sino que sufragan la manutención de la punta de ganado bravo y manso que conserva por sentimentalismo.Aquí mantiene un espléndido banco de pruebas para su hijo, estudiante de Veterinaria. «Mantengo todo el ganado por él, que es un fenómeno: insemina las vacas, les hace ecografías y hasta opera a los cochinos». Años después de haberse alejado de los ruedos levantó una coqueta plaza de tientas que inauguró Sebastián Castella y a la que recurren muchos matadores para estoquear reses a puerta cerrada. En una casa colindante estuvo viviendo durante más de un año el diestro murciano Paco Ureña, discípulo en sus comienzos del maestro cantillanero.Desde lo alto del graderío señala la extensión de su propiedad y muestra una aparente pradera verde. «Allí es donde siempre suelto las vacas, pero esta semana cayeron 120 litros de agua y he tenido que subirlas porque se lían a pisar y me lo destrozan». Ni se arrugó anteriormente con gigantescos miuras ni se arruga ahora por medio de astifinísimas vacas. Explica la procedencia de cada una sumergido entre la manada. Las manosea como quien acaricia un conejo: «Estad tranquilos que no me van a hacer nada. Ellas saben quién es el que cada mañana les da de comer».Manili posee una punta de vacas bravas de diferentes procedencias - Vanessa GómezNo se explica el «despropósito» de los diferentes aforos en las plazas de toros según la comunidad autónoma y reconoce que mantendrá su abono para San Miguel porque hay una baraja de toreros a los que quiere ver: «Juan Ortega, Pablo Aguado y Emilio de Justo, que es un torero con mucho oficio y que le puede a casi todos los toros». Le preocupa la situación que deben estar pasando los toreros más nuevos: «Los chavales llevan casi dos años sin ingresar y de aquí a que esto se reactive no sé qué puede pasar». Se le perpetuó en su tierra como el héroe de los Miura, omitiendo injustamente triunfos resonantes como la Puerta del Príncipe con toros de El Torero o los éxitos con Guardiola y Domingo Hernández. Aunque también es cierto es que hubo temporadas en las que estoqueó casi toda la camada de Zahariche, porque «ahí es donde más dinero podía ganar». Y como muestra de su carácter poliédrico, compañeros con los que compartió terna: Curro Romero, Antoñete, José María Manzanares o Francisco Rivera ‘Paquirri’, entre otros. Vanessa GómezReconoce que anhela esos años de tentaderos, viajes y tertulias. «Las tertulias es que ya ni existen. Hoy día los profesionales lo quieren hablar todo por el teléfono y pasan los meses sin verse». Y se enorgullece cuando aún lo siguen reconociendo fuera de su tierra: «Siempre que voy a ver toros a Madrid hay algún aficionado que me para y me saluda. Eso es precioso». Taurinos que aún recuerdan el sonido de aquel famoso: «¡Que viene Manili!».

Manuel Ruiz 'Manili', El Tigre de Cantillana

Su vida, antes y después de vestir el oro, siempre ha girado en torno a un mismo lugar: el campo. Aunque ahora, claro está, sus circunstancias personales difieran de las primitivas. La necesidad ya no es económica, sino sentimental

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