Toros
Javier Cortés: «Sueño con una reaparición en la Real Maestranza»
Volver a torear en el campo tras perder la visión del ojo ha sido su mejor regalo de reyes
Recluido en Higuera de la Sierra, Javier Cortés (Madrid, 1989) emprende, cuando justo cumple sus diez años de alternativa, la difícil tarea de volver a torear sin la visión de su ojo derecho. Un pitonazo de un toro del Marqués de Albaserrada estuvo a punto de quitarle la vida, pero no ha podido con su afán de ser alguien importante en el toreo. Junto a su apoderado, Manolo Campuzano , y un banderillero de confianza, el diestro se aísla del ruido capitalino con importantes sesiones físicas por la sierra, además de un milimétrico toreo de salón para adaptarse a sus nuevos condicionantes.
¿Cómo se encuentra el ojo?
Afortunadamente me noto muy recuperado y todo está yendo por muy buen camino. Los médicos están muy contentos con mi evolución. Lo peor hubiera sido perder el globo ocular, así que cualquier noticia que ha venido luego ha sido positiva y bien recibida.
Su regalo de reyes ha sido volver a torear.
Ha sido una bendición volver al campo. La sensación de ponerme por primera vez delante de una becerra fue muy bonita porque era un cúmulo de sensaciones, sentimientos y deseos que tenía después de todo este tiempo en la recuperación. Siempre soñé con volver a torear.
¿Le ha afectado en su toreo la falta de visión?
Noté más la falta de inactividad en las dos o tres primeras becerras. La visión me afecta principalmente en el recibo de capote, por el lado derecho y cuando debo girarme. Es algo que aún debo seguir trabajando hasta acostumbrarme. Tampoco me noto muy extraño con ello, así que me siento contento.
Siempre va acompañado de sus gafas de sol.
Las gafas me ayudan mucho a protegerme el ojo porque no tengo cristalino. La luz me deslumbra muchísimo, ya sea toreando o conduciendo.
¿Le ha cambiado la vida?
Sí. Después de un percance tan serio y grave en el que has estado a milímetros de perder la vida y muchas cosas, ves la vida de otra forma. Nunca mejor dicho. Uno empieza a valorar mucho más cualquier detalle. Aunque era algo que siempre había intentando hacer, ahora vivo el día con muchísima intensidad. Sobre todo lo que más valora uno es la familia y la amistad, la gente que está a tu alrededor y que no deja nunca de estar contigo y dándote su cariño.
¿Ha notado sensibilidad en el sector con tu percance?
Tengo que agradecer muestras de cariño de empresarios ganaderos, compañeros… Todo el mundo del toro se ha volcado conmigo. El percance me ha dado la posibilidad de conocer a personas que ni sabía de su existencia, y que me han brindado su amistad, su cariño y han estado para ayudarme desde el primer momento. Ahora tengo la suerte de que muchísimos ganaderos me están llamando y se están portando conmigo muy bien. Me están abriendo las puertas de sus casas para poder ir a tentar cuando quiera. Y les estoy muy agradecido. Las empresas se están haciendo un poco más de rogar, pero es lógico. Es negocio taurino, pero poco a poco me abrirán también sus puertas.
Se cumplen diez años de alternativa, ¿algún objetivo especial?
Ya de por sí va ser especial. Tener que reaparecer a mis 10 años de mi alternativa tras un percance como éste, lo hace especial. No había pensado nada, pero el destino te pone sin querer las cosas y ha marcado que en este 2020 se cumplan 10 años de alternativa y sea especial por la reaparición tras este grandísimo percance. Nada más con poderme vestir de torero y pisar plazas importantes… ojalá pueda torear en Sevilla, volver a Madrid. Son plazas que te llenan mucho como torero.
Ha hablado de que sueña con torear en Sevilla, dígame por qué.
Sevilla es una plaza en la que a todo torero le encantaría hacer el paseíllo. Antes hablamos de mis diez años de alternativa y qué mejor motivo que volver pisando el albero maestrante en una reaparición. Sería algo extraordinario, un sueño por cumplir.
¿Tiene ya algún proyecto de reaparición?
De momento no hay nada previsto ni nada cerrado, hay muchas posibilidades que pueden ser. Nada cerrado ni nada contratado.
Ha pagado un peaje demasiado caro en el toreo, ¿le ha merecido la pena?
Sí, creo que yo nací torero y todo merece la pena. El toro me lo ha dado todo y aunque a veces uno tiene que pagar con sangre y con muchas desilusiones, luego te permite alcanzar lo que sueñas y expresar lo que tienes en tu interior delante del toro o de una vaca en el campo. Yo doy gracias a la vida por ser torero, me siento vivo.
Suele pasar los inviernos por la zona. Hace dos años en Aracena, el pasado en El Garrobo y éste en Higuera, ¿qué encuentra un torero de Madrid aquí?
Me gusta siempre bajar al sur y estar cerca de Sevilla. Aunque prefiero el contacto del campo y aislarme de la ciudad, de todo el mundo, sentirme un poco solitario, rodeado únicamente de gente buena. Este año va a ser Higuera de la Sierra porque ha cuadrado así, no me lo he planteado. Me gusta mucho esta zona, una naturaleza tremenda para poder prepararte y encima me brinda la oportunidad de torear aquí de salón en esta plaza tan bonita. Es un disfrute diario el que tengo.
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