LA FIESTA NACIONAL

¡La gloria!: Adiós al Brujo de San Bernardo

Recordamos el 35 aniversario de la despedida en Sevilla de Manolo Vázquez, el 12 de octubre de 1983

Portada de ABC de Sevilla del 13 de octubre de 1983 con Manolo Vázquez a hombros ABC

Lorena Muñoz

Ahora que tenemos reciente en la memoria el festival taurino que ha rescatado -esperemos que definitivamente- la fecha del 12 de octubre en la Plaza de Toros de Sevilla es tiempo de recordar una tarde de toros gloriosa acontecida hace 35 años.

«¡La gloria!» fue el contundente titular de portada de ABC del jueves 13 de octubre de 1983 con el torero Manolo Vázquez a hombros tras cortar cuatro orejas en su despedida de la Real Maestranza y de la profesión. El Brujo de San Bernardo se cortó la coleta después de esa corrida, a beneficio de la Cruz Roja, en la que actuó mano a mano con Antonio Chenel «Antoñete» . De sobresaliente, Manuel Rodríguez «El Estudiante».

La crónica la firmó Caro Romero : «Manolo Vázquez salió otra vez por la Puerta del Príncipe», tituló. En el antetítulo ofrecía más detalles de un festejo que además de emotivo fue triunfal: «El resultado de la corrida superó con creces los pronósticos».

Se lidiaron t oros de cuatro ganaderías , nobles, con pesos que oscilaron entre los 512 del más voluminoso a 476 kilos el que menos: dos de Juan Pedro Domecq; González Sánchez-Dalp; Manolo González y otros dos de Núñez Moreno de Guerra. El triunfador absoluto fue Manolo Vázquez -vestido de turquesa y oro- que cortó un total de cuatro orejas (una, dos y una). Chenel, de lila y oro, fue ovacionado en los tres.

El texto de la crónica se centra en el gran triunfo del recordado torero sevillano, bautizado como «El Brujo de San Bernardo» por Caro Romero que cuenta, para comenzar, que él fue el primero en llamarlo así en ABC antes de su reaparición. «La corrida de ayer en Sevilla, es la tarde histórica de la despedida de Manolo Vázquez ... al Brujo no le pudieron rodar mejor las cosas en su adiós definitivo... lástima que yo tenga que escribir tan aceleradamente sobre el toreo que enseñoreó ayer Manolo en la Maestranza. Él, que torea tan despacio, con tanta cadencia y regusto y templada soberanía...».

La crónica de Caro Romero resalta el lleno en los tendidos. «El público, que abarrotaba la plaza, dedicó al gran maestro una enorme ovación antes de que soltaran al primer toro, en el que ya empezó a dejarse sentir con el percal. Qué dos verónicas...», explica.

Y subraya los logros de Vázquez y su labor: «todo un primor de enjundia torea», «una faena de ensueño», «con las plantas como atornilladas en el albero, ligando y mandando en trance de inspiración, en la frontera de las irrealidades sublimes, que el toreo, como la vida, es sueño ».

Y un corolario: «Tarde inenarrable, donde Manolo Vázquez se despidió y nos despidió del toreo que había cogido hace más de treinta años donde lo dejó Juan Belmonte». Así empieza la crónica: «Donde lo dejó Belmonte».

Sevilla se volcó y se cumplió un sueño

Aquella tarde de despedida fue el hijo del torero quien le cortó la coleta. La imagen, del telefoto de Efe, iba acompañada del siguiente pie: «Y llegó el final. La plaza se puso en pie respetuosamente.Se hizo el silencio como en los momentos claves exige el ritual maestrante. El toreo brujo se adelantó unos pasos hasta el tercio. Detrás su hijo Manuel Vázquez Gago salió para cumplir la última voluntad del torero vestido de luces: que le cortara la coleta. Una historia de oro había llegado a su fin».

Treinta y cinco años después recuerda aquel momento con emoción. «Había mucha expectación. Seis días antes toreó en Tudela en una corrida televisada y retransmitida por Matías Prats y José Luis Carabias . A un toro de Buendía muy peligroso en banderillas le formó un lío y dijo en el callejón que había puesto el no hay billetes para el día 12 en Sevilla pues lo había visto toda España y nadie se lo quería perder », relata.

Sobre el día de la corrida recuerda cómo fue. «Como era tradición cuando toreaba en Sevilla, fue a misa al Gran Poder con mi madre y conmigo. Detrás venía una nube de fotógrafos y prensa a los que citó para más tarde en el hotel Alfonso XIII, donde se vestía. También fuimos a dar el pésame por el padre de Curro Romero que había fallecido. Fue una tarde espectacular, emotiva y bonita . Una tarde redonda en la que como dijo mi padre, «el Gran Poder me ayudó y yo puse de mi parte». Sevilla se volcó y fue una despedida como nunca se ha realizado, una despedida soñada en la que se cumplío el sueño ».

«Bajé al callejón en el último toro y me puse muy nervioso. Fue un 12 de octubre con muchísimo calor y recuerdo que el tornillito se me resbalaba. Lo hice bien para la prensa gráfica que pudo hacer muchas fotos hasta que lo cogió en hombros Ángel Rodríguez Hurtado, un banderillero que estuvo los tres años de la reaparición. Fue con su cuadrilla hasta que los capitalistas lo sacaron a hombros». Un recuerdo del 12 de octubre al que unir el debut de su hijo 35 años después. «No creía que pudiera ocurrir pero la vida te da estas cosas. Es muy emotivo y muy sevillano», asegura.

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