Finito y Lombo, el lado más humano de dos auténticos artistas
La fundación Cajasol acogió su quincugésimo primer «Mano a Mano», bautizado como «El toro y la música»
![Manuel Lombo y Finito de Córdoba, al inicio del «Mano a Mano»](https://s1.abcstatics.com/media/cultura/2019/02/13/s/finito-lombo-cajasol-kgZC--1248x698@abc.jpg)
«Juan, me ha cantado un tal Lombo en el desfile que no sabes la voz y la planta que tiene», así empezó todo. Una amistad que reverbera de las miradas de ambos. Un querer que no hace falta ilustrar con palabras.
Cuando a Juan – Finito de Córdoba – le hablaba su mujer, Arancha del Sol , que había conocido a un artista con el que había compartido escenario y que le había cautivado, aún no sabía realmente de la talla de genio que era ese tal « Lombo ». Poco después se conocieron y fraguaron una amistad que acumula tantos años como vivencias.
Los dos artistas se dieron cita en la tarde de ayer en el quincugésimo primer « Mano a Mano » que organizó la fundación Cajasol en el teatro de su sede de la calle Chicarreros. Sin saber de quién sería la culpa, el salón se abarrotó y tuvieron que habilitar la entrada a los palcos de la gran demanda de asistencia que tuvo el evento.
Ambos venían paseando por la calle Tetuán camino del teatro y parecía que el tiempo había retrocedidomedio siglo. No había duda que por allí pasaba un torero, aunque bien podría decirse que iban dos.
Juan Serrano (Sabadell, 1971) es de los pocos artistas que cuentan con el honor de repetir actuación –si es que podemos denominar así a estos encuentros culturales–.
El torero habló de su vinculación con el mundo del flamenco: «Conocí a Vicente Amigo en mi etapa como novillero. Vino al hotel a trarerme su primer disco. Pasado el tiempo, tras acabar la celebración de la temporada llegué a casa tarde y me dio por poner el disco. Fue tan bonito aquello que me tuve que poner a torear en mi salón», recordaba el diestro.
No le duró mucho la materia musical al Fino, que prontó desvirtuó los derroteros del coloquio y habló de lo que más sabe: de toros. Tras escucharlo, y como diría un flamenco: « Este chanela ».
Finito esbozó la situación actual de la fiesta, habló de los compañeros, de su pasión por la preparación y de las t ropelías empresariales que le han relegado a un segundo grupo.
« No me da miedo el tamaño o las puntas de un toro , sino que le temo a su mirada y a sus ideas. Como también me preocupan quienes velan por el desarrollo del espectáculo».
Manuel Lombo (Dos Hermanas, 1979) tiene la difícil virtud de alcanzar sus cotas artíticas con su calidad humana. Derrochó simpatía, cultura y respeto hacia el otro invitado. Aprendió de su abuelo la idosincrasia de la ciudad. Y recordó cómo se las ingeniaba para conseguir los abonos con los que premiaba el Aula Taurina a las excelencias artísticas.
Si por Lombo fuera, aún estarían los asistentes al teatro escuchando anécdotas suyas –y da igual cuándo lea esto–. «Antes de grabar ‘ Tangos de la plaza ’ se lo canté a Juan en un tentadero en la ganadería de Juan Pedro Domecq », fue uno de esos relatos.
Amigo personal de muchos toreros, habló del lado más humano de estos. «Para mí está antes la ética que la estética , aunque toreros como Juan reunen ambas virtudes».
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