Toros
Fernando Cepeda: «Hay veces que queremos hacer toreros a la fuerza»
El torero de Gines compartió una nueva edición de los «Mano a mano» de Cajasol junto a Antonio García Barbeito
Ni la histeria colectiva de estos días pudo con el interés que había suscitado la última edición de los « Mano a mano » que organiza la fundación Cajasol . Una cola que llegaba desde la calle Chicarreros hasta la Plaza de San Francisco para optar a las b utacas libres de última hora . La ocasión lo merecía: reapareció en un acto Fernando Cepeda tras apartarse de la vida pública hace dos años, cuando concluyó su relación de apoderamiento con Miguel Ángel Perera ; y lo hacía junto al articulista de ABC Antonio García Barbeito , amigo desde su infancia.
Es por esto que García Barbeito fue el encargado de titular el acto: « El toro y la amistad ». «Se me ocurrió denominarlo así porque Fernando y yo nos conocemos y nos queremos desde que él tenía cinco años».
El torero de Gines desgranó el sentido de la amistad a su manera: « Es un término muy manido , pero para mí un amigo tiene un sentido especial. Antonio me conoce desde hace cincuenta años y él ha estado en los momentos en los que me ha hecho falta».
La charla, que continuó con la amistad como hilo conductor durante su desarrollo, llevó a Cepeda a reconocer que del mundo del toro, pese a haber tenido una buena relación con casi todos sus contemporáneos, únicamente conserva tres o cuatro amigos . «Ahora los toreros se juntan más y tienen aficiones comunes. Antes esas relaciones eran más restrictivas y selectivas. Ahora se hacen amigos muy pronto y a los dos años no se llevan ».
Entre las innumerables muestras de cariño y admiración que ambos se profesaron, sobrecogió cuando el escritor contó cómo su amigo Fernando Cepeda le salvó la vida : «Era una época en la que Fernando estaba con unos problemas de salud y yo le llamaba continuamente para saber de su estado. Me recomendó que fuera a León a tratarme de un dolor similar con su mismo doctor. Fue precisamente éste quien me diagnosticó otro problema mucho más grave ».
El articulista de ABC recordó los inicios del torero, cuando servía en el bar de Gines al que iba a desayunar a diario. «Fernando me escribía a diario alguna poesía. Soñaba con ser poeta y acabó siendo torero. Fernando ha hecho la mejor poesía textil que se ha hecho en la cara de un toro . Ese tiempo tuyo de la verónica, Fernando, en el que l os toros podrían aprender de Geografía si te pusieras un mapa entre las manos . Cuestión de verbos sería,/ cada vez que toreaba,/ no daba el pase,/ lo hacía.».
Cada intervención de García Barbeito era una sentencia. Pasajes cargados de matices y profundidad que se aproximaban más a una antológica faena que al coloquio previsto. Mientras desgranaban la temática de la jornada, se le ocurrió decir: « La vida es un amigo a tiempo ».
Fernando Cepeda habló de cómo encuentra la situación taurina en la actualidad y comparó la novillería de su época con la de ésta: «Yo antes iba a los tentadero en bicicleta, en una moto o haciendo autostop. Ahora, como no le pongas un coche en la puerta, no van a ningún lado. Yo toreé únicamente 25 novilladas antes de la alternativa. Y la tuve que tomar porque no me quedaba más remedio. De mi época eran Camino y Litri , y las circunstancias hicieron que ellos pudieron torear más. Y también hicieron montajes (asumir el torero la organización y los costes derivados)».
Novilleros sin condiciones
«Desgraciadamente, todos los chavales que quieren ser torero no tienen condiciones. Y hay veces que queremos hacerlos a la fuerza . Hay novilleros con más condiciones que no tienen las mismas posibilidades, pero al final acabarán rompiendo. Algunos torean muchísimo, la gran mayoría en montajes, y cuando toman la alternativa ¿adónde van? Es muy duro decirle a un chaval que no sirve para ser torero , pero la realidad es así de dura.
El torero de Gines no tuvo unos comienzos fáciles en la profesión. Recordó cómo ayudaba a sus padres cuando aún no había alcanzado los diez años: «En el descanso que tenía para comer en el colegio me iba a vender los dos cubos de huevos que me dejaba preparado mi madre; por la tarde, me iba con mi padre a trabajar en el campo y después vendía los frutos de la cosecha. Más mayor estuve trabajando como camarero en el Casino de Gines varios años, hasta que me salió la oportunidad de prosperar económicamente y empecé a trabajar como albañil . Así hasta que pude vivir del toro».
La etapa como apoderado
«De Pepe Camará aprendí todo mientras me apoderó. Me explicaba todo acerca de las negociaciones y eso me llamaba muchísimo la atención. Al final de mi carrera, aunque tuviera alguien nombrado para los despachos, era yo quien me encargaba del peso fuerte. Todo este aprendizaje lo puse en práctica durante los doce años que estuve apoderado a Miguel Ángel Perera . Habré cometido mis errores, pero fue una etapa en la que me entregué totalmente . Siempre hice las cosas como si fueran para mí. Miguel Ángel era mi única vida . Ni amigos ni familia. Eran muchas noches sin dormir y sin comer por los disgustos de aquellas reuniones que no salían como yo esperaba, porque estaba convencido de que representaba al mejor. No seguimos juntos pero mantenemos una relación de familia . El está tranquilo y contento de lo que hice», reconoció Cepeda
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