Toros
Escribano y Victorino, un año después del indulto de «Cobradiezmos»
El torero y el ganadero protagonizan la segunda sesión de 'El toreo contado' organizada por la empresa Pagés
Casi un año después del 13 de abril de 2016, la tarde histórica en la que se indultó a «Cobradiezmos» en la Real Maestranza, sus protagonistas volvieron a recordar la faena. Con motivo de la segunda sesión de 'El Toreo contado' , que organiza la Empresa Pagés en colaboración con la Fundación Cajasol, el torero Manuel Escribano y el ganadero Victorino Martín «casi ya pareja de hecho», hablaron de sus emociones y vivencias de aquella tarde.
Con el primer recuerdo comenzó una sincera y entretenida charla en una sala abarrotada de público que incluso permaneció de pie. Para Manuel fue «la magia y el éxtasis que se vivió en la plaza cuando asomó el pañuelo del indulto». Para Victorino «la felicidad contagiosa de los que estuvimos allí y la plenitud, dado que lidiar en Sevilla nunca es fácil pero Manuel estuvo sensacional y todo se desbordó».
Con la proyección del vídeo de la faena, el torero desveló que era la primera vez que se iba a chiqueros con un Victorino «no sé, me daba miedo y mira que me he ido casi con todos» comentó entre risas y subrayó que le «impactó la belleza del toro de salida y me di cuenta de que era un toro importante ya con el capot e».
«Los primeros capotazos no te dicen mucho, pero sí había visto que el toro humillaba y repetía, que tenía mucho celo», añadió el ganadero que puso el acento en la dificultad del ruedo de Sevilla. «Es el más duro que hay, el toro que es bravo aquí lo es en todos sitios. No sé si es por los chiqueros, que el ruedo es muy grande y el público está muy encima pero es fácil que los toros vayan a menos y se rindan. Aquí he visto cómo se han rajado toros que nunca pensé que lo harían», comentó.
Preguntado por la reata, el ganadero desveló que «Cobradiezmos» , que ya ha tenido siete hijos, «es de la familia de las cobradoras», y avanzó que « ningún toro más se llamará así para honrar su historia y porque condicionaría mucho a sus hermanos». Y desveló algunos detalles. «Este toro me gustaba mucho, lo tentamos en el campo, donde fue al caballo y teníamos cierto temor de que se acordara». Y Manuel analizó la pelea en varas. «Le pedí al picador que no le diera, que me daba igual que lo tirara».
Analizaron el comportamiento de los victorinos en el tercio de banderillas «un momento clave en el que los toros se definen, o se vienen arriba o se rajan». Y llegó el momento de la muleta. «Era un toro para torearlo en los medios, a pesar del viento, sabía que iba a ser una pelea de tú a tú», dijo el torero que para el ganadero «estuvo perfecto, lo hizo todo a favor del toro que le responde ya que humilla, repite y lo hace todo con prontitud ».
Manuel se sinceró al reconocer que pasó un momento de duda. «En la primera tanda ya se ve cómo embiste y el runrún de Sevilla empieza a sonar. Pensé que era un toro que te podía hundir para toda la vida si no era capaz». También lo hizo Victorino. «Lo he dicho muchas veces pero hay que agradecerle a Manuel que estuvo perfecto y generoso con el toro, mejor imposible». Y el público se arrancó en una ovación . La misma que le dedicó a Manolo Cortés al finalizar el acto.