LAS COLOMBINAS

David de Miranda vuelve con sitio y triunfa con Morante en Huelva

El diestro de Trigueros corta dos orejas y sale a hombros junto a un Morante inspirado con el capote y que puso banderillas al cuarto. José María Manzanares se marcha de vacío

David de Miranda y Morante de La Puebla han salido a hombros en Huelva Alberto Díaz

Lorena Muñoz

La tarde era de reencuentro. David de Miranda volvía a su plaza, donde tomó una alternativa soñada de manos de José Tomás hace dos temporadas. El día grande de Huelva era otro sueño para el joven de Trigueros. Reaparecía después de casi un año por culpa de una grave lesión cervical. La ovación se hizo esperar pero surgió del palco de Prensa. Se unió el resto de la plaza y De Miranda salió al tercio a saludar el aplauso de reconocimiento a tantos meses de lucha. Lo celebró saliendo a hombros junto a Morante.

Era su día, vino a disfrutarlo y sobre todo a demostrarlo. Como al tercero le costaba tomar el capote, se lo echó a la espalda y recetó una serie por gaoneras en el centro del ruedo premiadas con una fuerte ovación. Superó el nivel con un emocionante quite por saltilleras ajustadísimas en las que citó muy en corto y toreó con mucho temple y verticalidad. Brindó la faena de «Príncipe», que tuvo clase y nobleza pero pocas fuerzas, al que quiso citar en largo y por la espalda pero prólogo con estatuarios .

Centradísimo y con un sitio increíble después de un año, De Miranda derrochó quietud e inteligencia, dio los toques precisos para templar la embestida sin que le tocara nunca la muleta. Aguantó los parones a centímetros de los pitones y tras un estoconazo cortó las dos orejas que el público pidió con mucha fuerza.

Quiso redondear la tarde pero no encontró la colaboración del astado que cerró el desigual encierro de Juan Pedro . Salió desentendido de los capotes y fue brusco y soso en la muleta del onubense que a pesar de todo lo intentó, siempre en los medios, haciendo las cosas despacio y con tesón. Se tiró tras la espada pero se resistió a doblar y necesitó del descabello.

Morante de la Puebla , que vistió el mismo traje que estrenó en Jerez inspirado en un capote de paseo del maestro Manolo Vázquez, tuvo una tarde inspirada, sobre todo con el capote. A la verónica, cargando la suerte y ganando siempre terreno hacia los medios, y con una media que emocionó a los tendidos recibió al primero de la tarde. Lo repitió en el quite y de nuevo se erizó el vello de los partidarios del cigarrero. Todo quedó ahí. «Ladronzuelo» se quedó parado y el diestro decidió abreviar . Le recriminaron con algunos pitos -que luego se llevó el toro en el arrastre- pero la verdad es que poco más podía hacer. Fue silenciado.

Se desquitó en el cuarto, al que saludó con una docena de verónicas ligadas, con el mentón hundido y un temple exquisito. Siguió con chicuelinas al paso para llevarlo al peto y un quite rematado con la serpentina. No quedó ahí su actuación ya que cogió los palos y entusiasmó con tres pares de banderillas , el tercero -excelente- al quiebro aunque casi sufre un percance cuando el toro hizo por él y no pudo saltar al callejón. La inspiración se completó en la muleta con una faena de aficionado en la que rebosó torería, detalles y temple. Paseó feliz las dos orejas que le abrían la puerta grande para despejar las dudas de anteriores paseíllos y torear este sábado en El Puerto de Santa María.

José María Manzanares no logró puntuar . El alicantino sorteó un segundo juanpedro muy noble que de salida ya mostró pocas fuerzas. Se quedó cortito en el capote y permitió lucirse a la cuadrilla con los palos, donde saludaron «Suso» y Luis Blázquez . Las protestas comenzaron nada más iniciar el trasteo de muleta y dar dos costaladas que terminaron por dejarlo inválido de los cuartos traseros. Manzanares, con gesto contrariado, fue a por la espada. La ejecución fue perfecta aunque tardó un poco en caer.

Con el quinto -que derribó al picador y tuvo una rápida intervención el mozo de cuadra, Mario Benitez - pudo lucirse de salida. En el tercio final fue de menos a más a medida que se fue confiando. Se lució en los cambios de mano y en los molinetes pero le faltó ajuste para llegar a conectar. Para colmo se alargó en la faena , le costó cuadrar, falló con la espada, que es su fuerte, y saludó la ovación. La tarde ya tenía protagonistas.

David de Miranda vuelve con sitio y triunfa con Morante en Huelva

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