Toros en Morón de la Frontera
Daniel Luque y José Murube, un binomio que salvó el desastre
La entonada faena al quinto de la tarde acabó con la decepción ganadera que había protagonizado el transcurso inicial
![Daniel Luque, toreando con gusto al natural](https://s1.abcstatics.com/media/cultura/2021/03/29/s/2-kfMC--1248x698@abc.jpg)
El cielo ya había tornado su pelaje en cárdeno oscuro. La tarde hacía rato que había renegado del ambiente primaveral que conmemoraba la entrada en Jerusalén. Y las palmas parecían abocadas únicamente a engalanar los balcones sobre sus colgaduras . Prácticamente nadie guardaba una mínima esperanza de mejoría cuando a punto estaba de asomar el quinto toro por la puerta de chiqueros.
No seré yo el que venga ahora a descubrir la sabiduría popular del refranero español , pero cabe recordar éste: « No hay quinto malo ». Bendito toro que envió José Murube . Y benditas las manos que supieron acariciarlo. Daniel Luque , que había pechado anteriormente con dos cornúpetos imposibles, le dio el pulso necesario al acapachadito murubeño para tornarle su trote noblón en compases de excelencia .
No se había terminado de definir en el tramo inicial. La suavidad e inteligencia de Antonio Chacón , que le abrió los caminos, terminaron por afianzarlo. Cuando el de Gerena echó mano de la franela el toro aún estaba por descubrir . Lo fue enjaretando por alto, sin apreturas . El toro iba y venía. Y Luque, como el que no quiere la cosa, le iba dando brochazos cargados de expresión y plasticidad .
Su bondad y alegría le tapaban muchas connotaciones . Y la plenitud de Luque aún más. Con la zurda consiguió reunirse y vaciarlo en la cadera contraria . La plaza era un clamor. A las 8 de la tarde de un 28 de marzo se escucharon los primeros olés de la temporada taurina de Sevilla . Las palmas ya no eran adornos de balcones. Hasta sus habituales ‘luquecinas’ cobraron mayor elegancia . Una obra que rubricó de una sensacional estocada. Dos orejas y primera puerta grande del año en la provincia .
Pocas o ninguna opción tuvo en sus dos primeros oponentes. El primero de Osborne , corto de cuello, salió marcando las querencias y pronto se desfondó. Lo mantuvo entre algodones , pero la faena no pasó a mayores.
Con el cárdeno de Partido de Resina tuvo que tragar saliva . Un áspero y violento animal que como única virtud tuvo la carencia de la que venía adoleciendo la ganadería: movilidad . Cantó pronto su condición en las oleadas iniciales. Sin clase ni humillación , su tendencia a puntear tornó en durísimos derrotes . Puso en apuros a la cuadrilla y hasta al mismísimo Luque, que consiguió meterle con habilidad la espada pese a que colocaba la cara a la altura de la dentadura.
Ginés Marín volvió a demostrar su buen manejo de los chismes. Con soltura lanceó la espléndida embestida del cárdeno de Pallarés , que hacía surcos con las palas de los pitones y el hocico ; condición que se esfumó tras la suerte de varas y le obligó a exponer en demasía con la muleta. Al discreto toro de Miura le arrancó una oreja tras una buena estocada, un animal que únicamente destacó por su peligro en banderillas . Y empezó con buena disposición con el 'juampedro' que cerraba plaza, una tacazo de hechuras que salió con brío pero que acusó un costalazo al inicio de faena .
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