Toros
El capote de Daniel Luque, entre el festín de orejas en Gerena
El festival taurino de la localidad sevillana resultó un éxito de asistencia y trofeos: doce orejas y cuatro rabos
El toreo soñado a la verónica. Que Daniel Luque es un privilegiado con el capote, no lo niega nadie; pero el recital de toreo capotero de ayer fue antológico . No importa que fuera en un festival, de corto y con un novillo. Lo toreó con las manos más bajas que nunca. Una vuelta de tuerca en sus formas que lo hacen aún mejor torero. La media verónica al ralentí y la larga cordobesa hasta el otro lado de la cadera , acabaron con la cordura de los tendidos.
Luque está en un momento de brillantez en el que saca agua de un pozo sin fondo. Ha recuperado el semblante de torero grande que estos años pareció difuminarse. El de Gerena ha estado llamado, desde que era un mico, a ser figura del toreo. Las circunstancias frenaron su meteórica carrera. Errores pasados que aún pueda subsanar.
Con la muleta toreó abandonado, incluso pecó en un principio de frialdad por el hermetismo de su apariencia. Le bastó con lo poquito que tenía el novillo de Pereda para cuajarlo con la franela. Acabó arrebatado . En las cercanías y cabeceándolo en la testuz . Como si su carrera dependiese del triunfo de esta faena. Una ambición que dice, y mucho, del momento que atraviesa. Las dos orejas y rabo que cortó son hechos triviales frente a lo que hizo vivir a los aficionados.
No fue el único en cortar un rabo : Curro Díaz, Manuel Escribano y Juan Pedro García «Calerito» también pasearon los máximos trofeos. El linarense Curro Díaz no se amilanó con los problemas de visión que mostró su oponente de salida. Le aprovechó la inercia inicial para cuajar dos tandas con la diestra que recordaron su versión más artista . Ese empaque y gusto que atesora, estallaron en tres soberbios naturales . En cuanto el novillo perdió la prontitud, volvieron las coladas y la guasa . Estuvo inmejorable con la espada. Uno de los mejores estoqueadores del momento. Torería y madurez que pueden romper con la corrida de Victorino en Sevilla .
Manuel Escribano fue todo dinamismo . Una faena que recogió todo su repertorio: larga cambiada, suavidad en la verónica, brillantez con las banderillas y tesón con la muleta. El pueblo le quiere , y eso quedó notorio en cómo le acompañaron durante toda su labor.
Juan Pedro García «Calerito» cerró el póquer de rabos. Viene cuajado de México y demostró que es de lo mejor que tenemos en la provincia . Tuvo en suerte un bravo novillo de Lora Sangrán , al que endosó verónicas hasta los medios. Tuvo la osadía de invitar a banderillear a Escribano . Y le salió bien la apuesta. No sólo salvó el expediente, sino que rayó a una altura similar a la del matador. Brindó a Andrés Roca Rey , antes de imponerse en una faena cargada de buen oficio y mucho gusto. El cierre de faena por bajo mostró la calidad que atesora, no sin antes tirar la espada y ajustárselo en unas bernardinas.
Finito de Córdoba topó con el animal de menos opciones. Un novillo que salió descoordinado y que no le permitió salir del desasosiego. El cordobés lucía una prominente barba . Lejos queda la liturgia que siempre ha sido el toreo. La elegancia de un torero no puede ser antepuesta por la exhibición de pasarela .
Cerró plaza el novillero local Juan Ginés Gómez , conocido por su encadenamiento a las puertas del Ayuntamiento para torear este festejo. Estuvo voluntarioso y el pueblo le arropó. El bravo novillo del Marqués de Albaserrada recordó al histórico « Laborioso » que indultara Rafael As tola en Sevilla.
Abrió la tarde el rejoneador Juan Quinta que no tuvo un fácil oponente y al que intentó sobreponerse en todo momento.
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