Hotel Colón

Bárbara Rosillo ofreció una conferencia sobre el origen y la evolución del vestido de torear

La historiadora y colaboradora de ABC de Sevilla ha analizado los diferentes ternos de toreros empleados durante toda la historia de la tauromaquia

Bárbara Rosillo: «La historia de la moda refleja conceptos como el gusto, la elegancia o la diferenciación social»

La historiadora fue presentada ante el público por Adela Andrada-Vanderwilde Juan Flores

S. T.

La historiadora Bárbara Rosillo , especialista sobre la vestimenta de otras épocas y colaboradora de ABC de Sevilla, ofreció ayer una conferencia en el Hotel Colón de Sevilla sobre ' El origen y la evolución del vestido de torear '. Un trabajo de investigación que aborda desde la indumentaria que aparece en el cuadro atribuido a Jacob Van Laethem « Corrida de toros en Benavente en honor de Felipe el Hermoso » de 1506 hasta los vestidos de luces que se enfajan los diestros de esta época.

«El traje de luces ha permanecido casi sin alteraciones durante doscientos años . Heredero de la opulencia y ostentación del antiguo régimen, es un atavío concebido para un héroe, lleno de simbolismo y plagado de connotaciones de todo tipo, ya sea en colorido, decoraciones o incluso, devociones. El vestido de torear puede ser considerado una obra de arte en su concepción y ejecución , e indiscutiblemente es una aportación española a la historia de la indumentaria», señaló Bárbara Rosillo .

Festejo para caballeros

La historia explicó que las corridas consistían fundamentalmente en sus inicios en « espectáculos cortesanos protagonizados por caballeros que mostraban sus dotes como experimentados y valientes jinete s, aunque también existían fiestas marcadamente populares. Por aquellos tiempos, las crónicas se refieren, casi siempre, a la celebración de «toros y cañas». La lanzada y el rejoneo eran lidias reales que conllevaban su riesgo. El caballero debía poner de manifiesto una serie de virtudes inherentes a su condición , tales como la valentía, la templanza y la maestría, condiciones necesarias para salir airoso y vencedor en el coso».

«La indumentaria masculina constaba básicamente de jubón, ropilla, calzas, capa y sombrero . Este modelo con más o menos variantes permaneció hasta el siglo XVIII, es decir, nada menos que durante un siglo y medio. La montera a partir de 1670 pasa también a denominarse chambergo , por el tipo de sombrero utilizado por el regimiento de la Chamberga».

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