Oreja a la raza y ambición de García Pulido
El toledano conecta con el público y se lleva el único trofeo de la tarde
Esperando a Morante entre el aroma de Ortega

Madrid son muchos Madrid, no es el mismo en primavera, en otoño ni, por supuesto en verano. Y en la plaza se nota mucho. Hoy volvimos a las tardes de un cuarto de entrada, por mucho que fuera novillada de triunfadores, y los asistentes no eran los usuales. Se nota (y también se agradece) la afluencia de turistas, algo que pudo condicionar la tarde, pues hubo varias faenas que, vistas por ojos más sensibles al toreo, habrían tenido una mayor y mejor consideración.
Le pasó a Mario Navas, un novillero que hoy no sólo renovó su crédito en Madrid, sino que dio un paso más en su evolución. Tuvo medida la faena del tercero, un novillo rematado y bien hecho, al que le faltó poder y fondo para desarrollar su calidad. Aun así, el vallisoletano lo toreó con un temple y un gusto excelso, dando la lidia correcta, primando la profundidad sobre la longitud del trazo por derechazos y, por naturales, con el novillo más agotado, supo darle ritmo a los muletazos uno a uno, como los pedía el animal. Un trincherazo monumental sirvió rúbrica a una faena precisa y bien fundamentada.
Y volvió a rayar a un gran nivel con el manso y áspero sexto bis, pues demostró un valor sereno para aguantar tarascadas y coladas escalofriantes sin vender heroicidades. Al contrario, sobrio, torero y muy inteligente, siempre demostró estas por encima de la situación. Navas le dio un manejo exquisito, con suavidad y autoridad al tiempo, citando con firmeza de frente, en el sitio, con temple por ambas manos, hasta afligir a un novillo que nunca agradeció tan buen trato. Tampoco el público.
Algo parecido le pasó a Jorge Martínez, que ya huele a matador de toros y seguro que el cuatreño le vendrá mejor, pues pondrá ese punto de transmisión que le puede faltar a su propuesta. Cierto es que no se le vio del todo cómodo con la suelta movilidad sin entrega del primero, que acudió incansable a cada envite. Pero también es verdad que fueron varios muy buenos muletazos los que dejó el murciano, sin que estos tuvieran la sensación de un conjunto sólido, pues el novillo nunca terminó de ir sometido.
Más asentado se mostró con el cuarto, un novillo de preciosas hechuras y gran clase, que si duró más fue por la suavidad que encontró en el torero del murciano. Ya en las delicadas verónicas del saludo lo demostró y más aún en los tersos naturales, pero al novillo le costó repetir y la faena nunca tomó más fuerza que la que tuvieron no pocos derechazos y tres soberbios naturales que se quedaron sin eco en los extraños tendidos.
García Pulido, por su parte, supo leer mejor la plaza. Pronto notó que el esfuerzo que hizo para superar el reto que el encastado primero le supuso no tuvo demasiada repercusión. Ese fue un novillo que exigió lo suyo, que se vino arriba en la muleta (y eso que Francisco de Borja lo picó de manual) y con el que Guillermo tardó en encontrar el gobierno necesario para imponerse. Fue al final, cuando consiguió un par de naturales de mérito.
Plaza de toros de Las Ventas
- Madrid. Domingo, 25 de junio de 2023. Menos de un cuarto de entrada. Tres novillos toros de Fuente Ymbro, correctos de presencia en sus desiguales hechuras, con movilidad el primero, encastado el segundo y a menos el tercero, y tres de Montealto, el sexto como sobrero, más parejos en sus buenas hechuras y notable presencia. Con clase y humillación los cuarto y quinto, aunque con poca fuerza. El sexto fue devuelto por esa razón. El sexto bis resultó manso y áspero.
- Jorge Martínez , de obispo y oro. Estocada caída y tendida (aviso y ovación). Y en el cuarto, estocada (ovación).
- García Pulido , de blanco y plata. Pinchazo en una banderilla y estocada atravesada (aviso y silencio). Y en el quinto, estocada contraria (oreja).
- Mario Navas , de azul añil y oro. Estocada caída (ovación). Y en el sexto, pinchazo, estocada casi entera contraria y atravesada y dos descabellos (aviso y silencio).
- Incidencias: Destacó a caballo Francisco de Borja castro con el segundo. Saludaron una ovación los banderilleros Niño de Aravaca e Ismael González en el quinto.
Inteligente, apostó por la raza para conectar con el tendido, por eso se echó de rodillas para cambiarle la embestida por la espalda en el tercio con la muleta al humillador y enclasado quinto. Lo mejor vendría después, en dos series de derechazos ligados y vibrantes. Levantó un poco el pie al natural, sobre todo cuando se vio sorprendido con una primera arrancada en la que el novillo se coló y le pasó el pitón por la barriga. Entonces lo llevó más en línea para, después, volver a apretar con la derecha y buscar el favor del público tirando de cercanía. La espada, tan efectiva como defectuosa en su colocación, no fue obstáculo para que en presidente se sumará con el suyo y la oreja llegara como premio a su apuesta.