Toros
En la muerte de Borja Domecq: Jandilla, un vivero de sangre brava
Desaparece un eslabón esencial en la historia de la ganadería de lidia
Nieto, hijo, hermano y padre de ganaderos. Cuatro generaciones bajo el hilo conductor de la sangre brava. Con Borja Domecq Solís, abatido por el terrible coronavirus, desaparece un eslabón clave en la historia de la ganadería de lidia. Los jandillas han sido, y son, toros con personalidad propia desde hace décadas, astados de imponente trapío admirados por los aficionados y exigidos por las primeras figuras del toreo para las tardes de mayor compromiso en las principales ferias.
Borja Domecq se hizo con las riendas de la ganadería adquirida por su abuelo, el mítico Juan Pedro Domecq y Núñez de Villavicencio , cuando su hermano Fernando Domecq, recientemente fallecido, formó la divisa de Zalduendo. Desde mediados de los ochenta ha sido el único responsable de un hierro que ha conseguido un equilibrio entre la bravura, la casta y la calidad en las embestidas . Nunca renunció a esa sangre brava que emociona en las plazas, era su razón de ser como ganadero y en ese esfuerzo se mantuvo siempre. Aprendió de su padre, Juan Pedro Domecq y Díez, junto a sus hermanos Fernando y Juan Pedro , el amor por el toro. La ilusión, la pasión y la entrega por la cría de bravo pueden resumir su vida en el campo. De formación universitaria, no volvió jamás la cara ante los avances científicos y tecnológicos que en materia ganadera tuvo a su alcance.
Allí donde se anunciaban los toros de Jandilla, allí estaba Borja Domecq para dar la cara ante los aficionados , ante los que derrochaba conocimientos y simpatía, siempre accesible a una animada tertulia. Y los apreciados jandillas, los encastados domecq, herederos de aquellas vacas y sementales del Marqués de Tamarón y Conde de la Corte con los que su abuelo fundó la ganadería, han estado presentes temporada tras temporada en las plazas más importantes, lidiados siempre por los toreros más destacados del momento. Además de los triunfos en los ruedo s, Jandilla ha sido vivero para muchas otras ganaderías del campo bravo, siendo quizás la más importante la de Fuente Ymbro.
Fruto de su matrimonio con Fátima Noguera tuvo dos hijos, Fátima y Borja, a cuyo nombre creó en 2002 una nueva divisa, Vegahermosa , que mantiene el mismo encaste que Jandilla. Y a finales de 2016 la ganadería pasó a manos de su hijo, que es quien la dirige desde entonces, sin que ello supusiera una definitiva retirada.
Así, entre las muchas tardes de gloria que vivió en las plazas, una de las de mayor impacto fue en la Feria de Abril del pasado año. Una gran corrida de toros supuso la consagración de Pablo Aguado en la Maestranza. Cuatro orejas cortó el sevillano en un día marcado ya en letras de oro en la historia del coso del Baratillo. La última satisfacción de Borja Domecq, pero, seguro, no la última de la divisa a la que consagró su vida.
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