La tarde más feliz de Antonio Ordóñez: seis orejas y un toro de su ganadería indultado

La corrida concurso de Jerez de 1965, en mano a mano con Antonio Bienvenida, tuvo ecos triunfales

Antonio Ordóñez, con Hemingway y Pepe Belmonte, en Jerez ABC

Ángel G. Abad

De corrida «histórica» calificaron las crónicas a la tradicional concurso de ganaderías de Jerez de la Frontera de la temporada de 1965. El 11 de septiembre de hace ahora sesenta y cinco años, se anunció un mano a mano entre Antonio Bienvenida y Antonio Ordóñez que despertó gran interés entre los aficionados y que al final se saldó con un resultado triunfal.

Los dos «Antonios» ya habían triunfado en el ruedo jerezano en la feria de mayo y en la denominada «corrida del arte» , en agosto, lo que se tradujo en que se pusiera el anhelado cartel de «no hay billetes». Las expectativas se cumplieron con creces, especialmente en lo que se refiere al rondeño Ordóñez, que consiguió desorejar a sus tres enemigos, y además triunfar como ganadero, pues el quinto de la tarde, un bonito y bravísimo ejemplar de 490 kilos y «Cubanosito» de nombre, fue indultado por un magistral Antonio Bienvenida.

Fue aquel 11 de septiembre una de las tardes más felices y redondas de Antonio Ordóñez. Al final del festejo recibió e l Catavino de Oro al mejor toro de la corrida concurso y el Catavino de Plata como triunfador, y aún dejó un trofeo para su compañero, la Oreja de Oro , que fue a manos de Bienvenida por la faena al toro indultado.

«Cubanosito» se arrancó hasta seis veces al caballo con alegría y bravura y después embistió incansable a la muleta de Bienvenida, hasta que el público, en pie, pidió el indulto. La ovación que le acompañó en su vuelta a los corrales fue atronadora.

Ordóñez le cortó las dos orejas con insistente petición de rabo al segundo de Antonio Pérez, otras dos al cuarto de Núñez, y dos más al sexto del Marqués de Domecq. Los críticos coincidieron en que Antonio Ordóñez atravesaba el «mejor momento de su vida torera», en una tarde en la que derrochó «ganas, afición, valor y agrado hacia el respetable». No en vano, venía de triunfar en la goyesca de Ronda y cuatro días antes en Malaga, en dos tardes que se saldaron con cuatro orejas y dos rabos. Una semana para el recuerdo.

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