Los Sanfermines de hace un siglo, últimos en la plaza vieja, que acabó presa de las llamas
Belmonte, Dominguín, Varelito y Granero coparon los carteles
En julio de 1921 el paisaje urbano de Pamplona contaba con dos plazas de toros. La vieja, situada en el comienzo de lo que hoy es la avenida Carlos III , y la nueva, en el Ensanche, que estaba en aquellas fechas en avanzado estado de construcción. Aquellos Sanfermines fueron los últimos que acogió el viejo coso inaugurado en 1852, al que sobrevino un acelerado final por un incendio que ocurrió un mes después de acabadas las fiestas.
Noticias relacionadas
El 10 de agosto, un día de calor sofocante, a primera hora de la tarde las llamas hicieron presa en el viejo coso, y amenazaban con extenderse a edificios cercanos como el Archivo General de Navarra , que tuvo que ser desalojado. Sobre el origen del fuego se especuló que pudo ser provocado, pero nunca se llegó a probar nada. Lo que sí zanjaron las llamas fue el debate existente en Pamplona de si la nueva plaza debía dar o no festejos coexistiendo con la antigua. El incendio obligó a acelerar las obras del nuevo recinto, que finalmente fue inaugurado el día de San Fermín del año siguiente.
Corrida de prueba
La feria de hace un siglo la componían cuatro corridas de toros y una de prueba , en la que se acartelaron Juan Belmonte, las cinco tardes, Varelito y Manuel Granero, cuatro cada uno, y Domingo Dominguín, que hizo tres paseíllos.
La plaza se llenó todos los días, cuentan las crónicas que de los palcos asomaban mantones de Manila , y que el resultado artístico no fue todo lo bueno que se podía esperar. Los aficionados pamplonicas fueron pacientes los primeros días, hasta que mostraron su enfado sin disimulos en la última corrida. Los toros de Santa Coloma lidiados el 11 de julio merecieron más que lo que realizaron Belmonte y Granero. Al primero le recriminaron los honorarios que se había llevado de todo el ciclo, que cifraban en treinta mil pesetas, y a Granero, que encandiló las tardes anteriores con las banderillas y su fino estilo, le abroncaron con fuerza en la última corrida que acogió la plaza vieja de Pamplona. Por contra, el triunfador resultó Varelito , que cortó una oreja, la única de todos los sanfermines.
Se lidiaron toros de Villar Hermanos, con poder y bravura, Félix Moreno, antes Saltillo, Guadalest, Santa Coloma, y cuatro de la divisa navarra de Cándido Díaz, en la llamada corrida de prueb a, en la que participaron los cuatro matadores, lidiando un toro cada uno. Aquel festejo, que despertó mucha expectación entre los aficionados se celebró con la plaza llena, a lo que contribuyó la decisión de la empresa de reducir sensiblemente los precios de las localidades.