San Isidro, en directo: Paco Ureña, solo con seis toros

El gesto de Paco Ureña no alcanza la gesta

El gesto de Ureña se queda ahí, no alcanza la gesta, en una corrida en la que ha demostrado firmeza, la verdad de su toreo. Pudo acariciar el triunfo en la faena al quinto, al que cortó una oreja en medio de la tormenta. Ahí quedó el balance de trofeos del festejo.

Los aficionados de la cátedra le agradecen el esfuerzo por la apuesta.

Si no hay más contratiempos, Disparate, de Victoriano del Rio, con 536 kilos, es el último cartucho para rematar la tarde. Derriba al picador que hacía la puerta, y el matador que se va a los medios con el capote a las espalda para cuajar un buen quite.

Al toro le cuesta mucho arrancarse, se mete con él Ureña, que en el tercio y aguantándole mucho le roba muletazos de buen trazo. Ya rajado aún le arranca naturales de exposición, pero el esfuerzo no va a tener recompensa. Pinchazo y estocada para poner punto y final.

Oreja entre la locura y bajo la tormenta

El quinto bis, primer sobrero, Hortelano, con el hierro del Conde de Mayalde, un castaño de 530 kilos. Se le notan los cinco años pasados.

En el cielo parece que la tormenta es inminente. Un viento a oleadas azota el ruedo venteño, y el de Mayalde se arranca presto a la muleta del diestro de Lorca. Comienza a caer agua, sufre el torero para dominar la muleta al viento. Todo al revés. Cae agua a manta y Ureña lo engancha por abajo por el pitón derecho. Redonda la serie, intensa y poderosa. El toro responde al mando, ajustadísimo y entregado, mirando al tendido en los remates. Es el momento de la tarde. Aguanta al natural, se la juega con los pitones rozando los bordados,

Estocada que convierte Las Ventas en un manicomio con un sorprendente e incomprensible lanzamiento de almohadillas al ruedo. Y llega la primera oreja, apasionada oreja.

Ya está Soldador en el ruedo, con la divisa de Juan Pedro Domecq. Cinco años tiene el colorado de 572 kilos. Las protestas de salida se mantienen durante toda la lidia. Al final, pañuelo verde, el toro al corral, y preparado el primer sobrero del Conde de Mayalde.

El cuarto es Peregrino, cinqueño también, de José Vázquez y 531 kilos. No pone las cosas fáciles ni ante los capotes ni en el caballo y despierta en banderillas. Le obliga Ureña por bajo en el comienzo de la faena de muleta y sigue con valor robándole muletazos por uno y otro pitón en una trasteo que fue a menos. La espada otra vez se le cruza y comienza la preocupación sobre el devenir de la tarde. Quedan dos en chiqueros, el de Juan Pedro Domecq y el de Victoriano del Río.

La mitad de la tarde en blanco

Monería es el tercero, con la divisa de Adolfo Martín, un cárdeno de cinco años y 559 kilos. El toro anda sin fijeza y complicado en los dos primeros tercios. Con ese precedente tomó la muleta Ureña, que se dobla de inicio y lo pasa por el derecho. No pasa, sabe lo que se deja atrás, el torero se pone, pero lo único que podía llegar era la cornada. Pinchazo, estocada atravesada y un sinfín de descabellos.
Al llegar al ecuador del festejo, la tarde va en blanco.

Salta a la arena Chumbo, el segundo de la tarde, un toro de la ganadería de Domingo Hernández, cinqueño, de 538 kilos. Cumple en varas y quita por chicuelinas Ureña, que despierta al público en la primera acción que tuvo el beneplácito de los tendidos casi llenos.

Brindis al respetable, firme en los medios cita de largo, Dios ayudados por alto y al natural. El toro embiste con calidad, pero le cuesta repetir, lo que deja descolocado a Ureña en su insistencia con la izquierda. Bien a derechas en dos series muy ajustadas. Y un final muy encajado de naturales uno a uno, cuando el astado ya había dicho basta. Media que basta.

Y van dos…

El primero es Barbaclara, de 544 kilos de la ganadería de La Ventana del Puerto, el único cuatreño de la tarde. No tiene mal aire el toro, pero no está sobrado de fuerzas.

Comienza la faena por alto y se lo saca a los medios. Allí se luce en una primera serie por el pitón derecho en la que cuida mucho la embestida. No acaba de llegar el entendimiento, pues el toro con toda su bondad pierde las manos lo que hace imposible encontrar el camino del triunfo. Pinchazo arriba refrendado por dos descabellos.

Ovación de gala tras el paseíllo 

Emotivo paseíllo, y ovación de gala a Paco Ureña, que es obligado a saludar desde el tercio. Todo preparado para el comienzo del gesto nada fácil de enfrentarse a seis toros en la primera plaza del mundo.

El gran protagonista de la tarde ya ha llegado a Las Ventas, enfundado en un terno grana y oro. En el patio de cuadrillas va a vivir los momentos previos a la corrida.

Mientras, la plaza va llenándose de público en un ambiente de expectación con la sensación general de estar ante un acontecimiento importante.

Tarde a cara y cruz de Paco Ureña

Buenas tardes y bienvenidos a la decimocuarta corrida de la Feria de San Isidro. Una tarde especial en la que el diestro murciano Paco Ureña se enfrenta en solitario a seis toros de diferentes ganaderías.

En los chiqueros ya esperan los toros de La Ventana del Puerto, Domingo Hernández, Adolfo Martín, José Vázquez, Juan Pedro Domecq y Victoriano del Río.

Paco Ureña llega a esta apuesta en un momento clave de su carrera. Muy castigado por los toros, el de Lorca fue el triunfador de la última Feria de San Isidro, y arrebató en ciclos tan importantes como el de Bilbao, pero se ha visto un tanto relegado en una temporada en la que debía acometer con garantías. De esta situación surge la idea de matar una corrida en solitario. Una tarde a cara y cruz.