El Puerto: perfume del buen toreo de Talavante
Corta una oreja al quinto y pincha una gran faena al primero de su lote de Santiago Domecq, que lidió una deslucida corrida
En la Real Plaza del Puerto de Santa María, recientemente remozada, el viento y los deslucidos toros de Santiago Domecq limitan el brillo del festejo. Talavante pincha una gran faena y corta una oreja. También pincha el joven Borja Jiménez.
El primero es flojo y corto. Morante queda inédito : media y descabello (silencio). El cuarto huye y se para. Le obliga a meterse en el capote y dibuja una serie con la derecha. No cabe más: pinchazo hondo y dos descabellos (silencio).
Borja Jiménez recibe a portagayola al tercero, que, con una voltereta, queda flojísimo, se derrumba. Sólo puede mostrar su buen oficio: buena estocada (saludos). En el sexto, saludan Alejandro Sobrino y Perico. Borja se entrega, traza muletazos lentos, mientras el toro dura (muy poco). Pierde el trofeo con la espada: tres pinchazos y cuatro descabellos (aviso, saludos). Merece oportunidades.
Alejandro Talavante confirma que ha encontrado su estilo y está en muy buen momento. En el segundo, huido, borda el toreo a la verónica. Saluda Trujillo, que sufre una voltereta. El diestro se muestra muy firme, dibuja naturales de categoría, en una gran faena. Pierde las orejas con la espada. En el quinto, salinero, incierto y descompuesto, no le duda, se mete en su terreno, logra excelentes muletazos: buena estocada (oreja). Con un lote deslucido, ha podido cortar tres. En esta Real Plaza, elogiada por Joselito («Quien no ha visto toros en El Puerto no sabe lo que es una tarde de toros»), perfumada por el aroma de las cercanas bodegas, nos ha deleitado, esta vez, el perfume del buen toreo de Talavante.