Un portentoso Juli entusiasma a 30.000 espectadores en La México
Corta una oreja al toro del estreno de la Temporada Grande y pincha el triunfo en su segundo tras una faena de maestro
A punto de cumplir dos décadas de matador de toros, Julián López «El Juli» se ha transformado en un torero que es capaz de torear tan despacio y rayar en lo artista como lo hizo este domingo en La México.
El poderío que siempre le ha sobrado, la madurez profesional y personal le ha convertido en un torero que realmente está disfrutando lo que hace en los ruedos, y no sólo en los de las plazas de toros, sino en el campo. Desde luego, en la vida.
La Plaza México quedó complacida, y si cabe, sorprendida, de ver torear a Julián tan despacio, con tanto desmayo, reposado, en fin, hecho un maestro. Haber cortado una sola oreja es poco premio para lo que hizo, pero sus muletazos templados en el que abrió la temporada con la mano izquierda, -esa mano de oro que tenía Miguel Espinosa «Armillita», a cuya memoria brindó la faena- y los redondos completos, emocionantes, milimétricos y a cámara lenta, al tercero de la tarde, dejaron más que satisfechos a los aficionados que prácticamente llenaron el tendido numerado .
¿Por qué sólo una oreja? Porque eso merecía tras la faena al noble primero. Si al tercero no lo pincha, seguro que lo desoreja.
El español estuvo hecho un torerazo, dominador, portentoso , templado, dueño del ruedo y, en algunos momentos, hasta de la plaza, que se le entregó de pie, reconociendo su magisterio. Ese toro, el tercero, salía desde con el capote con la cabeza alta y pocos creyeron que daría de sí. Tanto lo consintió el madrileño, dándole tiempo y distancia , que el astado no tuvo más que entregarse a la muleta de Juli, que lo toreaba de aquí para allá, por delante hacia atrás y viceversa.
Valioso premio
Tras la rabieta de Juli por haber fallado con la espada y perdido las orejas, el público lo obligó con una ovación a salir al tercio y después a dar la vuelta al ruedo. Un premio que tiene más valía en ocasiones que las orejas, pues al final son los aficionados los que lo otorgan.
El entradón que registró la Plaza México (alrededor de 30.000) , pese a que había dos eventos grandes simultáneos, uno un partido de fútbol americano, que aquí en México tiene muchos seguidores, y otro un fin de semana largo pues este lunes se celebra la Revolución Mexicana, fue motivador.
Joselito Adam e, quien sostenía el primer mano a mano con Julián en la Monumental de Insurgentes, tenía muchos matices, pues además son ahijado y padrino, respectivamente, en la ceremonia de alternativa del mexicano en Arles, Francia, en 2007.
Sólo que ayer el público no vio con buenos ojos a Joselito y desde el inicio lo trató duramente, con injusticia por momentos , pues si bien es cierto que en su primero tuvo altibajos, la faena terminó en muy buen nivel, pero el toro tardó en doblar y hubo que usar el descabello, lo que convirtió una faena de oreja en un silencio roto por algunos silbidos. Luego el viento que le molestó mucho en sus dos toros y lo descastado de éstos hicieron que la cosa se pusiera cuesta arriba.
Joselito volvió a banderillear tras casi dos años de no hacerlo, pero ni así. Ayer el publico era julista y nada más.