Medio siglo de la tarde más romántica de Paco Camino en Madrid

El 4 de junio de 1970, el sevillano cortó ocho orejas en la corrida de Beneficiencia

Paco Camino ABC

Ángel G. Abad

Entre las muchas tardes de gloria, Paco Camino tiene una marcada con letras de oro. Madrid, Las Ventas, 4 de junio de 1970, corrida de Beneficiencia, siete toros y ocho orejas . Un triunfo que sobresale en la carrera de una de las figuras del toreo de la segunda mitad del siglo XX. «El eco romántico de Paco Camino», tituló su crónica abecedaria Antonio Díaz Cañabate , en la que el crítico, que tantas veces acusó de adocenamiento al diestro de Camas, se le entregó sin remisión por una tarde mágica.

Camino no toreó aquel año en Sevilla y tampoco hubo acuerdo para San Isidro. Pero, aunque Cañabate lo definía en el comienzo de su crónica como «un hombre de hoy, que probablemente no tiene ni idea de lo que fue el romanticismo», sí le reconoce el gesto. «Se ofrece a matar la corrida de Beneficiencia. ¿Dinero? La desazón romántica se impone. Nada de dinero. Gratuitamente. ¿Toros? De las vacadas de mayor abolengo, las de mayor antigüedad».

A su alma, había llegado el eco romántico que le dijo: «Torea seis toros en Madrid. Es un gesto de ayer, de cuando los toreros eran románticos. Torea seis toros, no para el público, para ti, para tu satisfacción de torero».

Acababa de finalizar la Feria de San Isidro con triunfos resonantes de las principales figuras. El Cordobés cortó ocho orejas en dos tardes, cinco El Viti, a hombros también salieron Diego Puerta, Gregorio Sánchez, Palomo Linares... Por eso el gesto de Camino se esperaba como una reválida del torero ante los aficionados y ante sí mismo.

A cada toro, lo suyo

Aquel 4 de junio, el general De Gaulle llegó a España para pasar unas vacaciones con su esposa, pero el interés de millones de españoles estaba en lo que ocurriera en la plaza madrileña. En directo y a través de la pequeña pantalla. Ni una entrada. «Por la plaza rebosante se extendía un clamor. No es la bullanga... Es el eco romántico». Una gran ovación acoge al torero, «no es la rutinaria», vestido de carmesí y oro. « Los nervios en tensión . Todos los nervios menos los de Paco Camino», asevera el crítico de ABC en su primer juicio sobre lo que sucedió en el ruedo.

Cortó una oreja al primero de Juan Pedro Domecq , las dos al segundo de Urquijo, no hubo éxito ante el tercero de Miura , otros trofeos al cuarto, un sobrero de Juan Pedro; sin triunfo con el de Buendía , dos orejas al sexto de Arranz, y otra más al séptimo que regaló, de Buendía. Ocho orejas, en una tarde inolvidable.

«Tarde de serenidad, traducida en regularidad», si bien Cañabate apunta dos momentos cumbres, la estocada al que abrió plaza y la faena al sexto. «Alcanzaron lo extraordinario, la pureza y la belleza del arte de torear».

Resume: «Lo más sobresaliente de la corrida fue que Paco Camino toreó a cada uno de los siete toros con arreglo a su condición . Y esto, para mí, y creo que para todo el mundo, es el toreo. Ni la floritura a destiempo, ni el seco clasicismo, ni la falsa espectacularidad, ni la concesión a un público no taurino, ni, mucho menos, los pases mecánicos y rutinarios. A cada toro, lo suyo ».

Y al final de la crónica, el reconocimiento, la importancia de una tarde única: «Había un torero en el ruedo. No se necesitaba más. Por esto suspiramos hace tiempo los que deseamos una fiesta auténtica. Paco Camino nos ha hecho suspirar hondo. Nos hemos quedado tan a gusto. El eco romántico de Paco Camino ha resonado en toda la España taurina. ¡Adelante con los faroles de las luminarias del verdadero arte de torear!». Cañabate, dixit.

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