El mayo del 68 que llevó la feria de San Isidro a Carabanchel

Algunas figuras emprendieron el éxodo a la Chata por desacuerdos con la empresa de Las Ventas

Sánchez Bejarano, en 1968 en la antigua Chata Botán

Ángel G. Abad

La Feria de San Isidro anunciada este año en la plaza de Carabanchel no es la primera que acoge el coso del popular barrio, convertido ahora en el Palacio Vistalegre . En torno a la fecha del patrón de la capital de España, la vieja Chata ofreció con asiduidad corridas de toros con diestros que no encontraban acomodo en el primer coso de Madrid, pero siempre se trataba de festejos sueltos.

Sin embargo, hubo una temporada en la que las dos plazas de la capital programaron a la vez sendas ferias. En mayo del 68 , la revolución se hizo taurina, y las discrepancias entre algunas figuras y la empresa de Las Ventas se hicieron tan irreconciliables que provocaron que algunas de las primeras figuras del momento se plantaran y emprendieran un éxodo hacia la vieja Vista Alegre, inaugurada en 1908.

Así, en el mayo madrileño de aquel 1968 se sucedieron los acontecimientos taurinos, pero no solo en Las Ventas. A la feria de la primera plaza de toros del mundo le surgió la competencia dentro de la misma ciudad, con la organización de un ciclo paralelo, una segunda feria, en el que se anunciaron quienes tuvieron problemas en los despachos para torear en el San Isidro oficial.

División de aficionados

Durante semanas, los aficionados se dividieron entre los que estaban a favor y los que se posicionaban en contra de la idea. También los había que no entendían aquella inflación de festejos, y, al final, hubo público para las dos plazas, y los aficionados pudieron disfrutar de todas las figuras del escalafón, que, en un sitio o en otro, no hicieron ascos a Madrid.

Durante el invierno se fueron torciendo las negociaciones para contratar a El Viti, Jaime Ostos, Gregorio Sánchez y el emergente Ángel Teruel. Eran las cuatro ausencias más destacadas de una feria isidril encabezada por Antonio Ordoñez, Paco Camino, El Cordobés, Julio Aparicio, Miguelín, Diego Puerta y Antoñete, además de las novedades de Miguel Márquez o Manolo Cortés.

Los excluidos por la empresa de Las Ventas no se conformaron y lanzaron su grito de rebeldía que se tradujo en la programación de cuatro corridas de toros a lo largo del mes de mayo. El público respondió y la popular Chata llenó todos los días. En la primera, el día 12, El Viti se entretuvo en cortar tres orejas y un rabo a los toros de Garzón, mientras que Gregorio Sánchez y Sánchez Bejarano cortaban una. El día del santo, sendas orejas para Teruel y Carnicerito de Úbeda, y Ostos se fue de vacío; y el 19 de mayo, volvía a triunfar El Viti, que salió a hombros junto a Ángel Teruel tras desorejar a los toros de Lisardo. El 29, con reses de Graciliano, César Girón, Ostos y Carnicerito, salieron a oreja por coleta.

La experiencia fue positiva en lo económico y en lo artístico, aunque en Las Ventas no se anduvieron con chiquitas en una feria plagada de triunfos. Ordóñez, Camino, Puerta, El Cordobés, Miguel Márquez, Manolo Cortés y Serranito protagonizaron lo mejor de un ciclo, que aquel mayo del 68 se celebró en Madrid por partida doble.

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