Manuel Martínez Erice: «Nos llena de orgullo formar parte de la historia de Las Ventas»

A punto de concluir su etapa al frente de la Monumental madrileña, hace balance de sus doce años en la primera Plaza del mundo

Manuel Martínez Erice, en el callejón de Las Ventas Ernesto Agudo

ANDRÉS AMORÓS

Se respira ambiente de mudanza, en Las Ventas : libros, papeles, fotografías, carteles… ¡Se acumulan tantas cosas en doce años! Ése es el tiempo que lleva al frente de la Plaza Taurodelta. Charlamos con Manuel Martínez Erice, en el despacho del que ya está despidiéndose.

—Sentirás una cierta nostalgia.

—Sí, me da pena, ¿para qué negarlo? En todos los finales hay algo de tristeza; sobre todo, cuando nuestra salida no es voluntaria.

—Os presentasteis al nuevo concurso pero lo ganó Simón Casas. Muchos no recuerdan que él también trabajó con vosotros.

—Entró con nosotros en el último concurso, se implicó mucho en las actividades culturales pero cuando vio que, por motivos económicos, no podía desarrollar su proyecto, decidió dejarlo, renunciando a dos años más.

—Vuestra unión con el mexicano Alberto Baillères fue un golpe que pareció garantizaros el éxito. ¿Quién llamó a quién? ¿En qué términos colaborabais?

—Mi padre era muy amigo de don Alberto desde hace treinta años, cuando apoderaba a Paco Camino. Hace un año, comieron juntos, en Madrid, y, junto a sus recuerdos, surgió la posibilidad de colaborar. Para este proyecto concreto, nos llamaron ellos, hace pocos meses. En la Unión Temporal de Empresas que formamos, íbamos al 50%. Como no logramos nuestro objetivo, quedó disuelta pero eso no supone que no podamos hacer cosas juntos, en el futuro.

—Corren rumores de que él también había tanteado a otros empresarios españoles.

—Yo también lo he oído pero no me consta. Si es así y nos eligió, me halaga. Obviamente, al concurso sólo se presentó con nosotros.

Manuel Martínez Erice, en el ruedo de Las Ventas- Ernesto Agudo

—¿Qué atención habéis prestado a los jóvenes?

—Es uno de los puntos de los que nos sentimos más orgullosos. Al llegar nosotros, se agotaban los abonos especiales para la tercera edad pero sobraban los de los jóvenes: solamente se abonaban 120. Ahora mismo, en la Grada Joven hay 540 abonados.

—Fuera de San Isidro, es muy difícil que las figuras vengan a torear a Las Ventas.

—Así es, no quieren venir en junio, ni en el verano, ni en la Feria de Otoño. Nos hemos esforzado mucho pero, al final, hemos tirado la toalla. Si no quieren torear en un sitio, no se les puede obligar: ni es nuestra forma de actuar ni serviría, porque tienen mucho orgullo, quieren mandar en su carrera. Hemos optado, en Otoño, por traer a otros buenos toreros, muy estimados por los aficionados madrileños más fieles.

«Uno de nuestros logros fue ser los primeros en dar 31 días seguidos de toros. Es un mensaje importante de cara a los enemigos de la Fiesta»

—Habéis conseguido que San Isidro dure todo un mes. ¡Lástima que no coincida con el mes de mayo! Hubiera sido un gran anuncio: «Mayo, en Madrid, igual a toros».

—Creo que es uno de nuestros logros: fuimos los primeros en dar 31 días seguidos de corridas (aunque también hay aficionados a los que les parece excesivo). Tienes razón: hubiera sido más estético que coincidiera con mayo. Lo importante es el mensaje que esto supone, de cara a los enemigos de la Fiesta: la Plaza, prácticamente llena, 31 días seguidos. Es una clara prueba de la buena salud de la Tauromaquia.

—Han actuado aquí novilleros que estaban poco preparados porque habían toreado muy poco.

—En general, hemos buscado a los más preparados pero el número de novilladas ha bajado mucho, fíjate en el escalafón de novilleros.

—En verano, la entrada suele ser muy floja.

—Es un tema muy complicado. Salvo casos excepcionales, no hemos encontrado la solución, y eso que hemos probado casi todo. Las novilladas nocturnas populares funcionaron gracias a Canal Plus. En todo caso, el peor de los días vienen a Las Ventas cerca de 4.000 espectadores: no sé cuántos acuden a ver jugar al Castilla…

—Hablemos un poco de dinero. ¿Cuánto cuesta abrir esta Plaza? Si se llena, ¿cuánto se recauda?

—Los gastos fijos se acercan a 66.000 euros; la recaudación no llega a 600.000 (IVA incluido).

—Con la Plaza llena, ¿el empresario puede perder dinero?

—Así sucede y eso, en cualquier actividad empresarial, no es bueno. Están muy desequilibrados los honorarios de los toreros; la desproporción entre lo que cobran las figuras y los demás es excesiva.

«Están muy desequilibrados los honorarios: la desproporción entre lo que cobran las figuras y los demás es excesiva»

—En un día de festejo, ¿cuántos empleados tiene la Plaza?

—Unos 450, incluidos los discontinuos.

—¿No resulta excesivo, muchas tardes?

—Para atender a 24.000 personas, está bien; para 4.000, es excesivo. Pero eso no depende del empresario.

—¿Qué os ha quedado por hacer?

—Hemos intentado situar a la Plaza en la modernidad: los palcos VIP, el Tendido 11, el Tour… Teníamos intención de instalar wifi. Faltan muchas cosas.

—¿En qué ha quedado la caída de la cubierta?

—Hubo un pleito, para pagar los gastos, y el tribunal los repartió al 50% entre el fabricante y el instalador.

—De cara al futuro, ¿no crees que es fundamental que la Plaza tenga cubierta y asientos?

—¡Sin duda! Sería el edificio cubierto más grande de Madrid y magníficamente situado. Pero, como sabes, eso depende de la Comunidad, no del empresario. En cuanto a los asientos, como se perderían entradas, el momento de hacerlo sería ahora, cuando hay menos abonos.

«Ser empresario de Las Ventas no es un gran negocio, pero sí es negocio. Esta Plaza es lo máximo a lo que una empresa taurina puede aspirar»

—Tú, personalmente, ¿a qué te vas a dedicar, a partir de ahora?

—A seguir con los negocios taurinos, por supuesto. Me gusta ser apoderado de un solo torero: en este caso, Sebastián Castella. Pero también colaboro con los otros que lleva Taurodelta: Manuel Escribano, que sigue recuperándose, y Luis David Adame, que tiene un futuro evidente. Con Matilla, llevo las Plazas de Castellón y Valladolid. Quizá ahora tenga tiempo para intentar llevar alguna más. Y pienso seguir en la Fundación del Toro, que me parece fundamental para el futuro de la Fiesta.

—El empresario de Las Ventas, ¿qué saca, mucho dinero o mucho poder?

—No es un gran negocio pero sí es negocio. En términos económicos, la inversión y dedicación que exige no se corresponde con los beneficios. Ha habido años en los que no ha habido beneficios, quitando los sueldos fijos. ¿Poder? No vinimos aquí buscando poder.

—¿Por qué vinisteis, entonces?

—Dentro de la empresa taurina, Las Ventas es lo máximo a lo que uno puede aspirar.

Le dejo para que firme papeles y recoja muchas cosas. Se va de Las Ventas con nostalgia pero con orgullo, después de doce años de trabajo. Se abre ahora, para la Plaza, una nueva etapa.

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