Una mala jugada del destino unió a José Mata y al toro 'Cascabel' en su cita con la muerte

Se cumplen cincuenta años de la muerte del diestro canario en la plaza manchega de Villanueva de los Infantes

José Mata ABC

Ángel G. Abad

El día de Santiago de ahora hace cincuenta años era día de fiesta grande en la localidad de Villanueva de los Infantes (Ciudad Real), que incluía en el programa la inauguración de su flamante plaza de toros. La fecha se tiñó de luto apenas comenzar el festejo. Cuando el diestro José Mata , vestido de salmón y oro, se volcó en la suerte suprema sobre 'Cascabel', y salió de la suerte mortalmente herido.

Sin embargo, ni Mata ni el astado de la ganadería de Luis Frías estaba previsto que estuvieran ese día y a esa hora sobre el ruedo recién inaugurado. El torero fue llamado a última hora por la empresa que tuvo una baja en el cartel inicial, y el toro 'Cascabel' era el sobrero de la corrida, pero al malograrse uno de los titulares, el destino quiso que abriera plaza ante el torero canario, que acababa de cumplir treinta y un años.

La cogida enmudeció los tendidos, el pitón destrozó el p aquete femoral del muslo derecho, lo que provocó una intensa hemorragia. Llegó en shock a la enfermería y allí tan solo le aplicaron un torniquete y dispusieron su inmediato traslado al madrileño Sanatorio de Toreros , en donde fue intervenido en la media noche de la gravísima cornada.

Fuerte polémica

Su esposa, que presenciaba la corrida desde una barrera ya no se separó de él, sus padres y una hermana llegaron de Canarias al día siguiente a Madrid. Durante el día 26, dentro del pesimismo, hubo algún momento de esperanza, mientras se desataba una fuerte polémica sobre e l estado de la enfermería de la nueva plaza. El Gobierno Civil de Ciudad Real clausuró el recinto médico y expedientó al médico titular.

El doctor Ángel Magallón aseguró en los medios que «teníamos plasma y se le suministró, hice lo que pude y cuanto pudimos» a la vez que señaló que en la enfermería los acompañantes del torero decidieron el traslado urgente al Sanatorio de Toreros.

Recuperó la tensión y respiraba mejor, pero al medio día del 27 de julio sufrió un colapso, del que logró recuperarse. Los médicos dieron permiso para que sus padres pudieran verlo. «No se asuste padre, un becerro me ha dado una cornadita», pero al momento otro fallo cardiaco resultó fatal. «Don Máximo no se vaya de mi lado, que de esta no salgo», acertó a decirle al doctor García de la Torre . Eran las nueve menos cuarto de la tarde, y fueron sus últimas palabras, según la crónica que publicó ABC el 28 de julio de 1971.

Del gusto de Madrid

La muerte de José Mata abrió el debate sobre las dotaciones de las enfermerías en las plazas de menor categoría, aunque al final no hubo consecuencias que determinarán un cambio radical obligatorio. Se mejoraron algunos aspectos y en algunos cosos se tomaron medidas, pero la polémica siguió abierta durante años.

José Mata llegó a Villanueva de los Infantes a sustituir a Juan Calero, que por un problema de fechas no pudo comparecer como estaba anunciado en los carteles junto a Paco Ceballos y Carnicerito de Úbeda. El torero nacido en la localidad canaria de Garafia luchaba por abrirse camino en el escalafón. Había tomado la alternativa en Benidorm en 1965 de manos de El Cordobés y desde que la confirmó alquel mismo año en Las Ventas fue un torero muy del gusto de la afición madrileña. Hasta en doce ocasiones toreó como matador de toros en la primera plaza del mundo, incluida una tarde como único espada. Valor, decisión y ganas de triunfo definieron su paso por los ruedos, «torero bravo y artista» , dijeron de él las crónicas, aunque nunca alcanzó el lugar de privilegio que anhelaba. Fue un hombre muy popular y hasta participó con buen balance en varias películas. 'Chantaje a un toreo', 'Tarde de toros', 'Sangre en el ruedo', y 'El marinero de los puños de oro', fueron algunos de los títulos en los que intervino.

Pero el destino le aguardaba en Villanueva de los Infantes . Aquel 25 de julio estaba anunciado en un festival en una localidad de Soria, que su apoderado anuló ante el contrato de una corrida de toros. 'Cascabel', que tampoco debió ser lidiado aquel día, llevaba la muerte en sus astas.

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