Cartel de «No hay billetes» en La México y lleno a reventar en todos los establecimientos cercanos. Apenas unas horas tardaron en venderse las entradas desde que salieron a la venta en noviembre. Y los días previos al gran acontecimiento la reventa continuaba haciendo su agosto a precios estratosféricos: unos hablaban de cinco mil euros, otros de más de siete mil. Pinchó el posible premio en el tercer toro, noblón pero falto de casta, al que consintió y con el que hubo muletazos con su sello. La decepción se apoderó en el quinto, protestado por no andar sobrado de cara. Tampoco agradó el sobrero de Xajay y hubo algunos abucheos al final de la faena. Joselito se marchaba por la puerta grande mientras José Tomás, que logró un histórico lleno, abandonaba la plaza a pie. La figura de Galapagar no toreaba en este ruedo desde 2007. Por aquel entonces no se llenó el coso, pero ahora la leyenda y el misterio habían crecido. José Tomás tiene sangre mexicana desde la brutal cornada de «Navegante» en Aguascalientes, donde estuvo a punto de perder la vida.