Justicia divina para Diego Urdiales en La México
El riojano entusiasma en su confirmación en la Monumental y pincha una faena de triunfo
Hoy se darán cuenta, espero, de que hay veces que el toreo es injusto. Y lo ha sido con Diego Urdiales , un hombre al que apenas le está haciendo justicia el esfuerzo de 16 años.
La vida le dio la oportunidad de que el México taurino , un país donde era un desconocido pese a haber toreado dos novilladas a finales de los noventa, amanezca este lunes hablando de él.
La personalidad que le imprimió a su faena, con la quijada clavada en el pecho , la mano baja, la cintura acompañando y ese temple que no es fácil conseguir cuando no se conoce al ganado mexicano, sorprendió a la Plaza México, que terminó entregándose al diestro español como pocas veces se ha visto con alguien que llega a debutar.
No es un joven, pero es en este momento sí una importante novedad , porque la faena que consiguió tan rotunda cautivó al público, pues además aprovechó cabalmente la nobleza, calidad y bravura de un muy buen toro de Bernaldo de Quirós .
Cuánto sentimiento puede caber en un hombre tan pequeñito como Urdiales, quien ayer se puso a tono con la plaza más grande del mundo. Sus muletazos por ambas manos construyeron una labor que entró a los aficionados por los ojos, inundando el alma y el corazón .
Que falló con la espada, sí, fue una mala pasada, pero la vuelta al ruedo emocionada que dio nunca se le olvidará al riojano torero, que confirmó la alternativa y todavía en su segundo realizó una faena valiente , también empañada con la espada.
La salud le jugó una mala pasada a Enrique Ponce que, sin saberlo, le abrió el camino a un torero al que allá en España las mismas figuras tampoco le dan mucho cartel.
A veces el público es veleidoso. Pidió primero una oreja para F ermín Rivera y luego algunos la protestaron, pero el premio para el torero potosino no tenía por qué cuestionarse.
Se salió de su estilo artístico y quizá por ello al público le pareció rara su faena , pero no había de otra. El toro, si no le pone Fermín el cuerpo en los pitones, no iba a entregarse. Así consiguió una meritoria faena.
Duros estuvieron los aficionados con Armillita IV para quien fue el lote malo . El joven mostró voluntad y cuando injustamente le protestaban en el sexto, se volteó al tendido, abrió los brazos para que le explicaran la actitud y fue peor porque le cayeron encima. Sin embargo Fermín Espinosa tiene mucho qué decir.
Con unos catorce mil espectadores , aproximadamente, se lidiaron seis toros de Bernaldo de Quirós , dos de ellos en el límite del trapío. El resto, de armoniosas hechuras, bien presentados. Destacó el primero que tuvo nobleza, calidad y bravura buena. Dejó muy alto el listón y el resto ya no fue igual. Sin embargo, el cuarto y el quinto se dejaron torear, uno más enrazado y el otro con claridad, dejándose que se pusiera el torero cerca. Fernando de la Mora crió un toro para rejones que fue bravo y emotivo.
Diego Urdiales: vuelta al ruedo en el de la confirmación de alternativa y ovación.
Fermín Rivera: un aviso y oreja.
Armillita IV : silencio tras aviso y silencio.
Alejandro Zendejas (rej.): palmas.