Juan Ortega, «el hombre más feliz del mundo»

El torero sevillano enamoró el pasado fin de semana en la plaza de toros de Linares

Juan Ortega Paloma Aguilar

Efe

El emergente diestro sevillano Juan Ortega , que cuajó el pasado domingo en la plaza de Linares (Jaén) una de las faenas más trascendentes de esta atípica temporada, dijo este miércoles a Efe que «nunca» olvidará el toro de Juan Pedro de Domecq que la hizo posible ni el coso donde se desarrolló su obra.

«Se dieron una serie de circunstancias que transformaron una tarde normal, una corrida más, en un compromiso comparable a torear en Sevilla o Madrid », afirmó el matador sevillano, quien reconoció que la tarde de Linares se convirtió por ello en «una gran oportunidad».

Ortega recuerda nítidamente su faena a un excelente juampedro al que le cortó las dos orejas y que vio «desde el principio», cuando ya «cogía los vuelos del capote de una forma especial» y «tenía una clase y una calidad distinta: es de esas veces que te acoplas a todo, te va saliendo y te vas sintiendo. En ese momento eres el hombre más feliz del mundo y eso lo transmites…», evocó.

«Me hacían falta esas orejas pero, sobre todo, redondear una tarde», señaló el joven diestro sevillano, quien consideró que «si uno va apuntando siempre pero van pasando las corridas y aquello no termina de cuajar te conviertes en la eterna promesa ».

Para Ortega, no se trataba de una tarde más y sabía «perfectamente» que tenía que romperse con un toro en una corrida en la que alternó con Álvaro Lorenzo y Daniel Crespo y en la que las restricciones impuestas por el Covid-19 impidieron abrir la puerta grande.

«Convinimos salir los tres juntos de la plaza. Yo lo sentía así. Era un triunfo de todos, la reivindicación de tres toreros jóvenes que están luchando y queriendo tirar hacia delante», recordó Ortega, quien ha vivido un año complejo que estaba pasando prácticamente en blanco después de una única actuación invernal en Valdemorillo.

Juan Ortega, además, había logrado anunciarse en la Feria de Abril de Sevilla el pasado 22 de abril, una cita que tendrá que esperar.

«Al principio, en las primeras semanas del confinamiento, lo pasé muy mal. Recuerdo especialmente la fecha del 22 de abril. Tenía que haber toreado ese día en la Maestranza. Mi única esperanza era que se levantara un día de perros y lloviera a mares para consolarme pensando que se tenía que haber suspendido la corrida. Pero nada, ni eso. Salió un día espléndido», recordó.

Comentó que «tenía una serie de oportunidades y carteles muy buenos« y lo pasó mal, pero pensó que «algo tendría que haber en algún momento en la temporada» y «tenía la convicción de que iba a torear», la misma que para anunciarse en un futuro con Morante de la Puebla y Pablo Aguado , «una máxima ilusión».

En cualquier caso, la corrida del pasado domingo en Linares ha supuesto un rotundo antes y después en su carrera, que hasta ahora había gravitado especialmente en torno a la plaza de toros de Las Ventas de Madrid : «Toda mi vida recordaré ese 30 de agosto , ese toro de Juan Pedro Domecq y la plaza de toros de Linares», concluyó.

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