Feliz retorno taurino en Ávila
La terna corta una oreja a la interesante corrida de Adolfo con un «lleno» de la nueva normalidad
Los primeros festejos taurinos programados después de la pandemia, en Ávila, han concluido con éxito: ha habido buena entrada, se han cumplido las normas sanitarias y el público ha salido contento. Los toros de Adolfo Martín, serios, cinqueños, han tenido casta y dificultades. Los tres diestros han cortado un trofeo, cada uno con su arma: Octavio Chacón, el buen oficio; Morenito de Aranda, la clase; Gómez del Pilar –sustituto de Manuel Escribano–, la entrega. Se han visto hermosos tercios de varas. La única pega: faenas demasiado largas.
Octavio Chacón ha aprovechado bien el primer toro, el mejor, y ha matado con decisión: oreja. Al cuarto, gazapón, le ha dado la lidia adecuada.
A Morenito de Aranda le ha tocado el segundo, el más difícil. Se ha sacado la espina en el quinto con una faena estética, de mucho eco: oreja.
Gómez del Pilar se ha mostrado muy firme y decidido. En el tercero, ha logrado naturales con mérito y ha entrado a matar muy recto: oreja. En el último, brusco y violento, se la ha jugado.
Ha habido toros y toreros. Los aficionados tenemos hambre de volver a ver toros. Hay que aplaudir al empresario, José Montes, que ha superado todos los obstáculos y ha arriesgado: un ejemplo que no todos están siguiendo. Es la hora de que todos los profesionales taurinos den el paso adelante. Eso ha sucedido en la ciudad de Santa Teresa, la santa que, según García Lorca, tenía duende «por citar a un toro furioso y darle tres pases magníficos, que lo hizo».