La emoción de la Fiesta verdadera
El presidente de la Asociación el Toro de Madrid reflexiona sobre la Feria de San Isidro y observa con preocupación la deriva triunfalista
Este año ha supuesto que la normalidad llegue a la Fiesta de los toros y que los aficionados recobren la ilusión y el deseo de ver lucir a la Fiesta en todo su esplendor. Falta comprobar si volverán a llenarse los tendidos. Centrándonos en la Feria de San Isidro de 2022, las perspectivas no son halagüeñas. La primera feria después de la pandemia, ha ocasionado, más que una falta de espectadores, un desapego a la Fiesta, tanto de los aficionados como del público en general, originando un descenso en el número de abonados. Las causas pueden ser varias:
En primer lugar la confección de los carteles. Llevamos años denunciando que la feria de San Isidro es larga y tediosa. Muchos de los carteles no atraen al público, creando con ello un clima de desafección que ha originado la baja de abonados que sólo acuden a un número determinado de corridas y por supuesto de espectadores ocasionales. Teníamos la ilusión de que los empresarios tomaran nota de los problemas que ha ocasionado la pandemia y dieran un vuelco a la gestión de los espectáculos, confeccionado carteles más atractivos y menos repetitivos de las figuras del escalafón, con el propósito de atraer a los se han dejado a acudir e ellos. Pero nos da impresión que todo continúa igual que antes de la pandemia. Otro aspecto es la falta de emoción en la mayoría de los festejos, donde las corridas se están desarrollando lentas, consiguiendo un espectáculo pesado y soporífero.
En cuanto a la elección de ganaderías, es muy gratificante que en Las Ventas podamos ver aún algo de variedad de encastes. Esperamos y deseamos que a la primera plaza del mundo vengan las cabezas de camada, aunque con resignación vemos que faltan muchas ganaderías emblemáticas que si lidian en otros cosos. Los motivos de este hecho los desconocemos, intuimos que pagarán mejor y la elección y compra se hará con tiempo. Respecto a la presentación, seriedad e integridad del ganado, hay poco que objetar si comparamos con lo que sale en otras plazas. Aun así, en Las Ventas como muestra de transparencia debería ajustarse al Reglamento y realizar controles post morten para evitar cualquier sospecha de manipulación y fraude.
Respecto a los espadas, por no profundizar en nombres, lo que deseamos los aficionados es que se recicle de una vez a las figuras. Que sorprenda algún joven y que presenciemos profundidad y variedad con el toreo de capa, se dé importancia a la suerte de varas, veamos pares de banderillas con riesgo, muletazos con verdad, sin ventajismos, y se ejecute la suerte suprema como mandan los cánones.
Un hecho que preocupa es el declive que vive la Fiesta ante tanto triunfalismo que devalúa los éxitos. Lo hemos visto en Sevilla y Madrid en dos novilladas. Madrid debe ser dura, seria y exigente y los presidentes más cuidadosos con sus decisiones, ya que están creando un halo de triunfalismo impropio en la que consideramos la primera plaza del mundo.
Desde esta Asociación ansiamos emocionarnos muchas tardes con la fiesta verdadera y que Las Ventas siga mostrando el rigor que la convirtió en la plaza más importante del mundo.