Triunfo de Robleño y Salenc con una corrida de primera en plaza de tercera

El madrileño corta una oreja y el francés logra dos trofeos con un serio encierro de Pereda, con un ejemplar premiado con la vuelta al ruedo, en el estreno de la II gira de la reconstrucción

Fernando Robleño, con el primer toro de José Luis Pereda FIT

ABC

Una corrida de primera en plaza de tercera . Una barbaridad. Si se alza la voz contra las indecentes corriditas que a veces salen con las figuras, también hay que alzarla contra este despropósito. Sí a la integridad, siempre, pero ¿esa es la vara de medir en la gira de la reconstrucción? ¿La reconstrucción es anunciar un cartel sin tirón para una plaza como Zafra? Pena daba el aspecto de los tendidos en una tierra donde se permite el cincuenta por ciento de los aforos.

El astifino primero, entre franciscano y armiñado, transmitió desde el inicio, asperote a veces y exigente. Se encontró con un torero experimentado como Fernando Robleño , con un soberbio prólogo por bajo, dominador y torero. No se le notó el parón de casi veinte meses sin veStirse de luces, que se dice pronto. Mucho mérito del madrileño, solvente y con oficio. Acabó con unos naturales fenomenales , aprovechando todo el fondo del toro de Pereda. Enterró una estocada de ley y cortó una oreja, que bien pudieron ser dos. Pero el palco tal vez era de plaza de primera en esta espiral de papeles cambiados.

Buen toro el segundo de José Luis Pereda , un animal que humilló y regaló notables embestidas. Adrien Salenc, sin llegar a cuajarlo -tenía mucho que torear-, anduvo dispuesto y lo mató de una estocada. Cortó una oreja y el toro, 'Licorero' de nombre, fue premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre.

Noble el tercero, al que Robleño, con poso y muy a gusto delante del toro, toreó con relajo. Acostumbrado a durísimas batallas, este toro, con toda su seriedad a cuestas, le debió parecer un caramelo. Lástima que el animal se fuese apagando, pero el madrileño se entretuvo en unos relajados naturales. Otra vez lució su buena izquierda. Encontró hueso en los dos primeros encuentros, pinchazo hondo y descabellos.

Cerraba plaza el 117, un espectacular ensabanado apto también para Valencia, Bilbao o Madrid. Valeroso, Adrien Salenc aguantó las miradas del toro y le buscó las vueltas con listeza y decisión. Mató con habilidad de una estocada y arrancó otra oreja.

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