San Fermín: final con Miuras de otra época
Vuelta al ruedo tras petición de oreja de Rubén Pinar en una muy complicada corrida
Crónica
Nada humano es eterno. Ni siquiera esta Fiesta. Después de más de doscientas horas de jolgorio popular, en la calle, la gran fiesta llega a su fin: último encierro , el más rápido; últimos gigantes y cabezudos; últimas jotas; último apartado; última corrida; últimos cánticos; últimos fuegos artificiales… Toda la jornada nos ha acompañado la dulce melancolía del «Vals» de Astrain…
La Feria taurina alcanzó el viernes, con Padilla y Roca Rey, una cumbre emocional. Me dice Gonzalo Santonja: «¡Qué lástima que Televisión Española no transmitiera en directo el festejo!» Tiene razón: en el mundo entero, hubiera sido un acontecimiento. Pero los políticos que rigen la televisión pública no quieren tener esos éxitos…
Cierran la Feria cinco toros de Miura (uno, lesionado, es sustituido por un Fuente Ymbro). Son largos, altos, abiertos de pitones; parecen escurridos, aunque se acerquen a los 600 kilos. Después de tantos años, conservan intacta su singularidad y su leyenda. (El maestro Antonio Burgos, que estará viendo esta corrida por televisión, en Sevilla, ha señalado esta ganadería como ejemplo del mantenimiento de una tradición). En el encierro, uno de ellos ha prendido por la faja a un corredor y lo ha arrastrado muchos metros. En la Plaza, han resultado complicados, peligrosos: toros de otra época y difíciles. Los tres diestros están dignos y salen por su pie; se pide con fuerza una oreja para Rubén Pinar.
Rafaelillo es experto en buscarles las vueltas a estas reses, con un toreo sobre las piernas, de aroma antiguo. El año pasado salió aquí en hombros, con Miuras, después de una fiera pelea. Recibe con dos largas de rodillas al primero, casi tan alto como él, que corta, en banderillas; en la muleta, pega derrotes y queda corto. Rafael resuelve la papeleta con oficio y mata con habilidad. El cuarto, de Fuente Ymbro, muy serio, supera los 600 kilos, tiene una embestida más manejable, aunque dura poco: permite que Rafaelillo ligue muletazos, con una estética más acorde con el gusto actual. Prolonga demasiado la faena; mata bien, a la segunda.
Aguanta las tarascadas
Rubén Pinar intenta volver a las Ferias, tiene el oficio y el temple de los buenos toreros albaceteños. Saluda el valiente Ángel Otero, en banderillas, en el cárdeno segundo, que va a peor, se defiende, pega cabezazos. Rubén, firme y profesional, aguanta las tarascadas y mete la espada. Recibe con lances aseados al quinto, zancudo, manejable. Brinda al llamado «Alcalde de sol», un personaje que anuda un pañuelo a los diestros triunfadores, en la vuelta al ruedo. Pinar le saca muletazos con mucho oficio hasta que el toro echa el cierre; logra una estocada a toma y daca: petición y vuelta.
El sevillano Pepe Moral está consiguiendo buenos éxitos, en corridas duras, con sus naturales clásicos, en los que se advierte la huella del gran maestro Manolo Cortés. Después de tres largas de rodillas, lancea con gusto y gallea por chicuelinas en el tercero, que se mueve sin parar, no tiene gran peligro pero es muy pegajoso, no le deja respirar ni un momento. Moral pasa el trago, traza algunos muletazos con buen estilo y lo mata bien. Impresiona la estampa del último, un colorado muy alto, que ni se deja banderillear ni humilla nada, con la cara muy suelta. Los esfuerzos de Pepe Moral no tienen fruto. Pasa un quinario para matarlo.
Lo resumió Hemingway con lacónica precisión: «Fue una fiesta y duró siete días». Ha concluido una Feria que no olvidaremos: previamente, las absurdas declaraciones del alcalde de Bildu contra las corridas de toros; en el centro de la Feria, la abundancia de percances; el clamor final, con las despedidas de Padilla y Pepín Liria; las salidas en hombros de Roca Rey y Octavio Chacón… Esta noche, a las doce, en la Plaza Consistorial, con miles de velas encendidas, volverá a sonar el triste cántico: «¡Pobre de mí, se han acabao las fiestas/ de San Fermín». Pero, enseguida, nacerá la justa réplica: «¡Ya falta menos!...» ¡Hasta el próximo año, si Dios quiere!
Sexto toroYa está en la arena el último toro de San Fermín 2018:
Aguilito, herrado con el número 48, castaño chorreado, de 585 kilos, un toro de imponente arboladura. Pepe Moral brinda a los tendidos. Se vence por el pitón derecho en el inicio. Desarrolla también muchas dificultades este toro. Pincha y pega un salto el toro. Otro hondo muy bajo. Media tendida. Aviso. Tiene que descabellar.
Quinto toro
Volvemos al hierro titular, Miura. Sale Tendero, cárdeno oscuro, de 605 kilos, un animal altote y estrecho, muy huesudo, con aires de vaca vieja. Pinar brinda al alcalde de Sol. El torero de Albacete se muestra muy solvente con un toro que, al menos, permite estar delante. Sufre un pitonazo al entrar a matar. Estocada delantera. Suena un aviso. Descabello. Petición de oreja. Vuelta al ruedo.
Cuarto toro
Sale Regatero, número 134, castaño bragado, de 620 kilos, con el hierro de Fuente Ymbro. Un buque este enorme toro, que pierde las manos en varias ocasiones. Rafaelillo alarga la faena y persigue con ahínco el triunfo con un toro que apenas transmite. Echa las rodillas al suelo, buscando el calor de las peñas. Se desplanta, pero las peñas están hoy a otra cosa. Nada que ver a las emociones vividas ayer. Cuando se perfila para matar, el toro parece ya muerto en vida. Entierra una buena estocada tras un pinchazo. Silencio.
Tercer toro
Tabernero, número 41, negro mulato chorreado, de 590 kilos, es recibido con un trío de largas cambiadas, como carta de presentación de Pepe Moral. Sensacionales las chicuelinas al paso para ponerlo en el caballo. A pesar de ser reponer, se mueve este Tabernero con mejor son que sus hermanos y el sevillano busca el triunfo al natural, con algunos muletazos muy buenos. Apenas deja respirar el miura, que no para quieto. Moral mete la espada con habilidad y entierra una estocada algo desprendida. Saludos.
Segundo toro
Dejalo, número 70, cárdeno, de 570 kilos. Suena el clásico «Rey» mientras Rubén Pinar gana terreno en los lances del saludo. Aprovecha su turno de quites Moral. Ángel Otero arriesga tela en un par de banderillas. Saluda con Víctor Manuel Martínez. Pinar brinda al público un toro con embestidas más prometedoras que el primero, pero va a peor, con muchos cabezazos. El albaceteño, dispuesto y con oficio, lo intenta en una faena cimentada a derechas. Por el izquierdo no pasa. En el epílogo, le arranca con violencia la muleta. Estocada corta caída. Saludos.
Primer toro
Maquillero, número 34, castaño entrepelado, de 590 kilos. Rafaelillo al toro, alto y algo playero, con una larga cambiada de rodillas. Quita por navarras Rubén Pinar. Pone en apuros a la cuadrilla en banderillas. Rafael Rubio se postra de hinojos para comenzar la faena, con un molinete de adorno. No parece el mejor inicio para este toro, que echa la cara arriba y desarrolla peligro y complicaciones. Los derrotes siguen por ambos pitones. Rafaelillo lo intenta con disposición y sufre hasta tres desarmes. No tiene ni medio muletazo este Maquillero y el murciano hace un esfuerzo sin fruto. Tal vez requería otra lidia a la antigua el toro y coger la espada. Eso hace ahora Rafaelillo, que mata de estocada corta y descabello. Silencio.
Paseíllo
Con lleno, hacen el paseíllo Rafaelillo, de turquesa y oro; Rubén Pinar, de grana y oro, y Pepe Moral, de sangre de toro y oro.
Encierro
Se habla sin cesar del mozo que ha sido arrastrado varios metros colgado del pañuelico. Una veloz carrera en la que, por fortuna, tampoco hubo heridos por asta, en uno de los sanfermines más «limpios» de los últimos tiempos.
Sorteo
Esta mañana se sortearon los míticos toros de Zahariche, aunque ha querido el destino que tenga que salir un remiendo de Fuente Ymbro, al lesionarse un miura en los corrales.
Cartel
«Pobre de mí...» Hoy acaba San Fermín, y lo hace con una corrida de Miura para Rafaelillo, Rubén Pinar y Pepe Moral.