Cornada y triunfo de Paco Ureña en San Fermín
También corta una oreja Román en una manejable corrida del Puerto de San Lorenzo
Crónica
Ha llegado el día grande de la fiesta. A las ocho de la mañana, el primer encierro: con el suelo mojado –ha llovido– y la aglomeración de los fines de semana; muy pronto, se han rezagado dos toros del Puerto de San Lorenzo ; los otros cuatro, bien conducidos por los nuevos cabestros (Rosario Pérez nos lo ha contado), dan lugar a un encierro variado y bonito. A las diez, la procesión del santo: un relicario del siglo XV, que conserva, en el óvalo del pecho, reliquias de San Fermín. Por la tarde, la primera corrida, con el color y la algarabía de las peñas.
Este año, vuelve Pepín Liria , en el 25 aniversario de su alternativa, y se despide Padilla de esta Plaza, que tanto lo quiere. Se ha renovado la totalidad de los abonos, el coso siempre se llena: esta Feria taurina goza de una excelente salud. Los beneficios, como siempre, ayudan a los ancianos de la Casa de la Misericordia.
Incoherencia del alcalde
Preside la corrida el alcalde, de Bildu, recibido con una fuerte bronca; es el mismo que propuso el disparate de unos encierros sin corrida de toros. ¡Eso se llama coherencia! En esa disparatada hipótesis, ¿qué se haría con los toros, una vez que han llegado a la Plaza? ¿Se organizaría otro encierro, en sentido opuesto, o se los llevaría un camión? Sólo en la España actual cabe tamaño dislate; en realidad, es una parte de una lamentable operación política, que pretende privar a esta tierra de su identidad de muchos siglos.
Los toros del Puerto de San Lorenzo, serios, abiertos de pitones , son manejables pero sosos, justos de casta. A los dos mejores, segundo y cuarto, les cortan una oreja Román y Paco Ureña, que resulta herido. Con el peor lote, Garrido no tiene opciones.
El primero, grandón, sale suelto, embiste con poco celo. Después de sujetarlo, Paco Ureña le saca algunos muletazos estimables; aguanta una colada pero el toro no da más de sí. Mata con decisión. El cuarto se llama «Cuba» –como su hermano, que tan buen juego dio en San Isidro–, va a más, es muy manejable. Ureña liga suaves derechazos, de rodillas y de pie. (Sigue rematando las series mirando al tendido, la mala moda que ha traído Talavante). El tono amable de la faena, en la que se veía muy a gusto al diestro, cambia dramáticamente, al final. Al matar, sufre una cornada en el muslo derecho; sentado en el estribo, sangrando mucho, espera a que el toro caiga y a que se conceda la oreja, antes de que lo lleven a la enfermería.
Bondad del toro
Recibe Román de rodillas al segundo, «Gironero», abierto de pitones, hermano de uno, indultado en Zamora, que embiste con nobleza; replica por saltilleras a las chicuelinas de Garrido. Brinda a las peñas de sol, donde está Andrés Sánchez Magro, y comienza con seis muletazos de rodillas; aprovecha la bondad del toro para ligar templados muletazos y mata bien: primera oreja de un matador. Lidia bien al burraco quinto, que brinda al joven torero navarro Javier Marín. El toro tardea y se para, no transmite emoción; los intentos de Román son baldíos. Mete la mano con habilidad, con la espada. Lo he visto suelto y seguro, toda la tarde.
El tercero, muy suelto, espera, en banderillas. Garrido intenta mandar pero el toro huye, se desentiende de la muleta: nada que hacer, salvo matarlo, de un espadazo caído. Lancea con gusto, de rodillas, al último, un «Faraón» bondadoso pero justo de casta, como sus hermanos. No acude el toro desde lejos y vuelve a echarse de hinojos. Garrido lo intenta de muchas formas pero el toro «dice» muy poquito. Se vuelca al matar, a cambio de una voltereta, aunque la espada quede baja.
Recordaremos esta tarde por el gesto heroico de Ureña, herido y triunfante; también, por el despropósito de que presida un espectáculo alguien, después de atacarlo y presagiar su final: un disparate más de nuestros políticos… Lo resumió Hemingway : «Había empezado la Fiesta. Todas las que yo había conocido palidecían, en comparación con ésta. Era una Fiesta y duró siete días». Y esta fiesta, de fama universal, es impensable sin las corridas de toros, por mucho que se empeñe un alcalde.
Enfermería
Paco Ureña ha sido intervenido de una cornada de 15 centímetros en cara interna del muslo, con destrozos musculares, que llega hasta el fémur, según explica el doctor Hidalgo a los micrófonos de Movistar +.
Sexto toro
Faraón, número 104, negro y de 605 kilos es el último de la tarde, un toro de pitones abiertos, y con uno escobillado, que no es nada guapo ni sobrado de presencia. Garrido intercala verónicas de rodillas con otras de pie, pero no le permite el toro sentirse del todo a gusto. Intenta un comienzo en los medios, pero como el astado no acude, desiste y opta por ponerse de hinojos en terrenos del toro en un decidido inicio. Muy descastado el toro. Sin suerte con su lote el extremeño, que solo puede justificarse. Se tira encima de Faraón para matar. Estocada caída. Suena un aviso.
Quinto toro
Buscapán, número 96, de octubre del 13, burraco y de 630 kilos de peso. Tardea el toro. Tira de ganas y voluntad Román, pero no es posible la brillantez. Estocada y descabello. Silencio.
Cuarto toro
Cuba se llama el segundo del lote de Ureña, número 158, 01/14, negro y de 625 kilos. Se planta de rodillas el murciano en el inicio de faena, con un toro de prometedor son. Humillla este Cuba (recuerdos del gran Cuba II de San Isidro), con rítmica clase. Liga Ureña derechazos de mano baja. A izquierdas intercala naturales rotos con otros de más relajo y alguno mirando al tendido. Se tira a matar y, en la hora final, sufre una cornada en la pierna derecha: certera la puñalada, de un golpe seco. Sangra mucho el diestro de Lorca, que permanece en el ruedo, aunque se duele. Gritos de "¡torero, torero!" Tiene que sentarse en el estribo, cojea ostensiblemente y el terno blanco es completamente grana ahora. Tarda en doblar el toro. Le piden la oreja. Cuando asoma el pañuelo blanco, se lo lelvan a la enfermería.
Tercer toro
Tanguistero, número 112, nacido en febrero del 14, negro y de 520 kilos. Embiste sin celo y no permite el lucimiento de Garrido. Estocada corta baja. Silencio.
Segundo toro
Gironero, número 62, nacido en diciembre del 13, negro y de 565 kilos. Suena "El Rey" mientras Román saluda al toro de rodillas. Pierde las manos el toro a la salida del caballo, pero mete la cara en el capote. Quita por chicuelinas Garrido. Y replica Román con el capote a la espalda, por saltilleras y una gaonera. Brinda Román a las peñas y se planta de hinojos para comenzar la faena. Hasta media docena de muletazos rodilla en tierra, que logran captar la atención de sol y sombra, sombra y sol. Buen toro, con calidad y un viaje más largo por el izquierdo, pese a no nada sobrado de fuerzas. Román, con un sinfín de muletazos, traza series por ambos lados, con una destacada al natural, con suavidad, pero sin llegar a trepar la emoción. Vuelve a caldear el ambiente en las bernadinas del epílogo. Estocada. Oreja.
Primer toro
Pitinesco, número 95, nacido en septiembre de 2012, negro y de 600 kilos. Toro muy amplio de caja. Se queda corto y no rompe este animal. Quien sí se entrega es Paco Ureña, sin recompensa. Por los pelos se libra de la cogida, con el desclasado toro revolviéndose rápido. Tras un molinete de rodillas, pierde pie... Todo queda en un susto. Mata de estocada. Palmas.
Paseíllo
Con lleno, hacen el paseíllo Ureña, blanco y oro; Garrido, de grana y oro, y Román, de aguamarina y plata. Preside el festejo el alcalde de Pamplona tras sus polémicas declaraciones sobre encierros y corridas...
Encierro
El chupinazo anunció a las ocho de la mañana el primer encierro de estos Sanfermines, con un herido por asta de toro en una peligrosa y veloz carrera, que duró dos minutos y cuarenta segundos. Además, este año ha debutado una nueva parada de bueyes, la de El 1. [Conozca los cabestros de San Fermín]
Sorteo
Esta mañana se han sorteado los astados del Puerto, cuyos pesos oscilan de los 520 a los 630 kilos.
Cartel
¡Buenas tardes! Bienvenidos al tercer festejo de la Feria de San Fermín, primera corrida del serial pamplonica. En el cartel, toros de Puerto de San Lorenzo para Paco Ureña, José Garrido y Román.